LA APOTEOSIS DE JOSÉ TOMÁS EN NIMES
Rozando la perfección. A José Tomás no le queda nada por hacer en el toreo. Su actuación en Nimes le consagra por méritos propios como uno de los grandes de la historia de la tauromaquia. De principio a fin. Desde el paseíllo con Carmen de fondo, arrastrando el paseo por la arena del coliseo romano, mientras los más rezagados escalaban por las ruinas del templo para poder ver al mito viviente en su actuación más completa. Atrás quedan aquellos tiempos en que el diestro necesitaba un toro muy concreto para triunfar. Joaquín Ramón, su veedor, el profesional dedicado en ir al campo a escoger los animales, se consumía a cada calada del tabaco de liar.
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