El paseo marítimo, desbordado cada noche por multitudinarias cenas y jóvenes de botellón
Hosteleros de la zona y comerciantes denuncian que la invasión de gente se produce sin servicios de urinarios ni equipos de limpieza adecuados
Hace ya casi un mes que el verano y las altas temperaturas aterrizaron en la Comunitat y, como cada año, los valencianos aprovechan el buen tiempo y las noches cálidas para acercarse y cenar a la orilla del mar.
Sin embargo, no reservan cubierto en uno de los numerosos restaurantes del paseo marítimo, sino que, cuando empieza a ponerse el sol, los asistentes sacan sus mesas y sillas plegables de sus coches, y se disponen a degustar su bocadillo o su fiambrera preparado especialmente para la ocasión.
Estas cenas se prolongan hasta las doce y media o la una de la madrugada. Es en este momento cuando dos de las tres hileras de farolas del paseo dejan de alumbrar. Con este apagón se pone fin a la sobremesa y se da paso a los jóvenes que, acompañados de sus botellas, inundan el paseo marítimo hasta bien entrada la noche.
«Es como un intercambio, los que estaban cenando abandonan el paseo con sus mesas bajo el brazo y los otros, que hasta ese momento estaban esperando en los coches, salen de sus vehículos, cargados de botellas, y se instalan», comenta Rosa, una joven que suele visitar la zona bastante a menudo.
El paseo marítimo de Valencia se ha convertido en una de las zonas más frecuentadas de la ciudad con la llegada del buen tiempo. Todos los días hay gente que acude a cenar o a beber, aunque estas citas se ven incrementadas las noches de jueves a sábado, con la llegada del fin de semana.
El problema es que con la masificación, el paseo marítimo no se encuentra en las mejores condiciones. «A nivel de limpieza el paseo está fatal. Los mismos barrenderos pasan de todo», asegura la responsable de uno de los puestos de venta ambulante, que se sitúa como cada verano en la playa de la Malvarrosa. «Además, las papeleras están abarrotadas, se salen y sólo las vacían una vez al día», añade.
Tanto es así que algunos de los vendedores afirman que son ellos mismos los que se tienen que encargar de vaciarlas: «Hasta ahora mismo hemos estado nosotros quitando el saco de la papelera y llevándolo al contenedor», lamentan.
«Sólo pasan los servicios de limpieza una vez al día y eso es muy poco, porque en seguida se desbordan», comentan. Aunque sostienen que les han asegurado que de ahora en adelante la frecuencia de paso será más elevada.
Según los entrevistados, la falta de iluminación del paseo responde a los planes de recortes del gobierno. Una trabajadora de la zona, que cada día deja su puesto de trabajo, entrada la noche, denuncia que no se trata simplemente de que haya o no haya luz en el paseo, sino que considera que éste es «un tema también de seguridad».
Pero las luces no son la única carencia de esta zona tan visitada en estas fechas, también «faltan baños» «Los turistas vienen a preguntar dónde pueden ir al servicio o a cambiarse», comentan los responsables de los comercios de la zona.
«Sólo hay dos aseos en todo el paseo marítimo, uno en cada puesto sanitario y a las siete y media los cierran», lamenta una vendedora ambulante, que recalca también el mal estado de éstos después de estar nueve horas abierto.
De todas maneras, y a pesar de las condiciones en las que se encuentra, el paseo martítimo de la ciudad de Valencia sigue siendo el destino preferido por los jóvenes y por las familias para pasar una agradable noche de verano.
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