El Papa en un 'Cuatro latas'
Un párroco italiano atraído por la llamada a la pobreza de Francisco le regala su viejo Renault 4 y se dan una vuelta por el Vaticano
Ya se va sabiendo cómo las gasta Francisco y como se ha quejado de los cochazos de lujo una curiosa escena del sábado desató los rumores sobre un nuevo 'Papamóvil': ¿Será nada menos que un viejo 'Cuatro Latas', el legendario Renault 4? El sábado por la tarde las cámaras captaron cómo Bergoglio se subió a un R-4 blanco en un encuentro con unos fieles y se movió con él por el Vaticano. La historia tiene como protagonista a un párroco de 69 años de Verona. Se llama Renzo Zocca y tras oír las palabras del Papa sobre la austeridad en el transporte decidió escribirle una carta el 15 de julio para regalarle su coche, olvidado en un garaje. Es de 1984 y con 300.000 kilómetros, pero aún tira. Para su sorpresa, Francisco le llamó un día por teléfono para preguntarle cuándo se lo llevaba.
La historia de su conversación, contada por el sacerdote a un diario local de Verona, es otro magnífico episodio sobre la personalidad de Bergoglio. A los 25 días de que el cura enviara su carta sonó el teléfono: «Soy Papa Francesco». «No sabía ni qué responder, perdí la respiración. ¿Cómo se responde a un Papa al teléfono? Al final dije 'Loado sea Jesucristo', que siempre va bien», ha recordado. Hablaron media hora y se contaron la vida. Zocca le había relatado en su carta su labor en un barrio degradado de Verona al que llegó con 35 años y su hermano huérfano de 14. Fundó una cooperativa que aún hoy da trabajo y asistencia a necesitados y se enfrentó a los traficantes de droga de la zona, que le amenazaron de muerte y en una ocasión le hirieron con una navaja.
Francisco se interesó por el trabajo del sacerdote, exactamente esa «Iglesia de la periferia» que a él le interesa. Pero luego entraron en la negociación del coche. El Papa quería asegurarse de que de verdad no le servía y dudaba de si no era mejor regalarlo a los pobres. «Le dije que ese coche había dado ya mucho a los pobres y que ahora tenía que ir al Papa», ha explicado el cura. Zocca se pateaba las calles con él y solía pedirle en voz alta que no le fallara, y nunca le falló. Además dijo que ya tenía otro. «Bueno, pues nos vemos aquí, espera que cojo la agenda», replicó el pontífice.
Quedaron para el sábado y el cura se presentó con un centenar de feligreses y el coche, matrícula 'Verona 779684'. Francisco le dio un gran abrazo. El R-4 fue un regalo del vicepresidente del Verona, equipo de fútbol del que este cura era capellán y que justo al año siguiente, en 1985, ganó su legendaria Liga. Por eso aún tiene una pegatina del club. Al despedirse Zocca le dio las llaves al Papa, que antes de ponerse al volante y alejarse por el Vaticano le confesó que él también tuvo un 'Cuatro latas' y nunca le dejó tirado
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