Un pez 'devora-testículos' en el Sena
Un pescador captura en París un ejemplar de una especie de piraña con la reputación de castrar a los hombres con su temible mordedura
Pescar en el Sena tiene más peligro que una piraña en un bidé. Textual y testicular. El otro día un aficionado a la caña sin alcohol pescó en el río a su paso por París un ejemplar de 'comehuevos'. Con este nombre poco científico se conoce al pacú, un pez de la familia de las pirañas con la reputación de devorar testículos humanos. En Papúa-Nueva Guinea, su hábitat natural, cuentan que a veces los confunde con nueces, su alimento favorito, aunque los científicos aseguran que no es carnívoro.
El pasado viernes, el policía de guardia en la centralita de la brigada fluvial de París recibió una llamada sorprendente. Un pescador le comunicó que había capturado en aguas del Sena una especie de piraña. Como no terminaba de creérselo, le pidió que se lo llevara para certificarlo. Cuando el ciudadano cumplió la orden, comprobó que era un pacú. Se trata de un pez de agua dulce reconocible por su fuerte mandíbula con una dentición que recuerda por su aspecto a la dentadura humana. Originario del Amazonas, el Orinoco y otros ríos sudamericanos, se cría en lugares de América del Norte por su apetitosa carne.
En agosto, otro ejemplar de la exótica especie fue descubierto en el estrecho de Oresund, que separa Suecia de Dinamarca. Medía 21 centímetros y parecía estar como pez en el agua en la mar salada. Las autoridades danesas aconsejaron a la población masculina zambullirse con traje de baño por si las moscas cojoneras. La leyenda atribuye a este pez tropical una dolorosa inclinación a atacar las joyas de la familia.
La culpa la tiene el documentalista Jeremy Wade por dar pábulo a relatos acojonantes en su programa 'Animal Planet' en la cadena Discovery Channel. En uno de los episodios contó que varios habitantes de Papúa-Nueva Guinea que se bañaban en un río al atardecer fueron castrados por un animal acuático y murieron desangrados. Explicó que las hemorragias fueron causadas por el pacú, un pez cascanueces que cuando tiene hambre y no encuentra nueces u otros frutos la emprende con algo que se lo recuerda y le parece un manjar cojonudo.
«Este pez es herbívoro y frugívoro, no tiene ningún motivo para atacarnos», puntualiza Bernard Hugueny, investigador del Museo de Historia Natural de París. «El único riesgo es que muerda a los pescadores con sus grandes dientes», tranquiliza al macho parisiense, especie protegida por la prohibición de bañarse en el Sena.
El río se ha regenerado a su paso por París. De los cuatro tipos de peces que poblaban sus aguas en 1970, hoy se ha pasado a una treintena de especies diferentes, algunas de valor culinario. También se encuentran insólitas mascotas como el pacú, que puede llegar a pesar 25 kilos y que sus propietarios abandonan cuando no les caben en el acuario hogareño. Los buzos de la brigada fluvial ya han capturado una pitón real y una tortuga aligator, entre estos nuevos animales de malas compañías.
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