martes, 8 de octubre de 2013

Jubilado a los 38

Jubilado a los 38

José Castelló ya no necesita trabajar más y se dedica a recorrer el mundo en busca de olas

Hace un año, José Castelló miraba el mundo sentado en su tabla de surf en el salvaje 'spot' de Máncora, al norte de Perú. Esperaba que se dibujase en el horizonte el perfil de una de sus amables olas, en la soledad mansa del surfista cuando un bando de pelícanos le pasó a un palmo de la cara. En ese preciso momento se preguntó qué estaría haciendo un día como ese a esas mismas diez de la mañana, en su anterior vida, cuando vendía dientes de excavadoras, almacenes o reformaba casas; cuando se batía el cobre en Barcelona. «Andaría en alguna reunión con un cliente o montando algún proyecto». Ahora espera las olas, porque Castelló es como un superhéroe de la sociedad moderna: se retiró con 38 años, para siempre, y ha contado su experiencia en un libro ('Vivir sin trabajar', Alienta) que está entre los más vendidos de las listas.
Dejó de trabajar hace dos años, con 38. No es que se levantara un día iluminado por una vida a 'la bartola'. Fue sucediendo poco a poco. «Una vez alguien te cuenta que se puede ganar dinero invirtiendo, que se puede trabajar menos para ganar más y vas viendo cosas». Los primeros años los pasó metiéndose en fregados, pero después unió los puntos, vio el dibujo y se fijó un número en la cabeza.
-¿Cuánto dinero necesitó?
-No lo voy a decir. No le voy a poner números a mi patrimonio.
Prefiere que cada uno lo calcule. En el libro explica una fórmula matemática con tres pilares. Uno, los gastos anuales totales. «No es lo mismo gente que viaja en jet que yo que voy en turista». Otro es dónde te lo vas a gastar. «Si quieres estar en Mónaco necesitarás tres veces más que en India. Por ejemplo, una casa de 500 metros cuadrados en Bali cuesta la mitad que un piso en la Castellana». Por último, qué rendimiento cada uno es capaz de sacar al dinero: «si eres alguien conservador al que el banco le va a dar un 2% o eres alguien más atrevido que invierte en Bolsa como yo que puede generar un 7%». En este caso, necesitarás tres veces menos. Tampoco quiere dar su fórmula de inversiones: «Cada uno debe encontrar la suya o no funcionará. Con 80 años yo no haría las mismas inversiones que ahora.
Lo primero que uno se plantea en un salto al vacío de esta envergadura es la caída. La vejez. Castelló lo explica así: «Esto no es una montaña de pasta que vas gastando y que cada vez es más pequeña. Al contrario: cada vez es más grande porque los rendimientos son más que los gastos. Si la ciencia me permitiera vivir 200 años, moriría más rico que ahora. Están previstos los gastos médicos y que cada vez los gastos sean más». Si se quedara impedido, los gastos médicos también están incluidos en su cálculo.
No está solo en su aventura. Hace cuatro años coincidió en un hotel en Machu Picchu con Lyz, su mujer. Ella había trabajado un patrimonio importante y cuando le habló de quemar las naves, se lo tomó «muy bien». Estaban de acuerdo. «¿Sabe? Cuando cuento nuestro cambio de vida hay dos tipos de reacciones: los que no tienen mucho dinero preguntan cuánto cuesta; los que son ricos, cómo se lo tomó mi mujer».
- ¿Se han planteado tener hijos?
- También están previstos y sí que queremos tenerlos.
Antes de cortar las amarras, Castelló había viajado por 26 países. Cuando firmaba un contrato de trabajo, una de sus condiciones era que no se pusieran estrechos si se tomaba unas vacaciones de más. En los últimos dos años ha vivido en Bali, Perú, Ecuador y París, de camino a España para la promoción del libro, que era la única condición que le puso su editor.
800 al mes en Bali
Su 'modus operandi' es bastante sencillo. El requisito que buscan para asentarse en un lugar es que haya buenas olas. «Llegamos a un sitio y al principio nos instalamos en algún hotel, como los turistas, y estudiamos la zona. Las olas, la sanidad, los mercados de abastos a los que damos mucha importancia, pues nos gusta comer bien.». Si les gusta, se quedan y cuando han 'quemado' el 'spot', toman el mapa y adiós muy buenas. El ritmo no supone derrochar una fortuna. Un mes en Bali para la pareja en una buena casa con servicio supone 800 euros con todos los gastos incluidos. También viajan a contrapelo de las mareas de turistas, cuando el precio es más ajustado.
- ¿Qué hace todo el día?
- Disfrutar no solo es ver la puesta de sol en un templo maravilloso, que también es magnífico, si no otras cosas más cotidianas, como desayunar sin prisas con la persona que quieres. Nos gusta comer sano, hacer deporte y ayudar a la gente con pequeñas cosas. Pequeños gestos: darle de comer a un niño en casa o llevar en nuestro van a una mujer que va cargada con cinco o seis bolsas de la compra.

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