Un empresario arruinado de Vilamarxant intenta atracar un banco en el centro de su pueblo
La Policía Local identificó y detuvo al sospechoso media hora después y la Guardia Civil le atribuye cuatro asaltos en otros pueblos cercanos
Un empresario arruinado de Vilamarxant, Manuel B. G., de 52 años de edad, acabó con sus huesos en un calabozo tras intentar atracar la sucursal del BBVA en el centro de su pueblo. El inexperto ladrón fue detenido por una patrulla de la Policía Local poco después de que fuera desarmado por el director de la oficina bancaria.
Los hechos ocurrieron sobre las 13.30 horas del miércoles a escasos metros del retén de la Policía Local. Manuel B., que ocultaba su rostro con unas gafas de sol y una gorra, esperó unos minutos en la calle hasta que salieron varios clientes del banco. Luego entró con serenidad y se sentó en una silla frente al director, sin quitarse los elementos del disfraz, lo que levantó las sospechas de los dos empleados del BBVA que se encontraban en ese momento en la oficina.
El atracador sacó entonces una pistola de su bolsillo, pero el responsable de la sucursal se lanzó sobre el ladrón y le quitó el arma tras un forcejeo. Su mayor corpulencia le ayudó a controlar la situación. Todo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos. El director salió a la calle y pidió auxilio. Mientras tanto, Manuel B. aprovechó la confusión de esos instantes para huir. Poco después llegaron varios policías locales y guardia civiles. El Ayuntamiento de Vilamarxant se encuentra frente a la oficina del BBVA, por lo que los agentes acudieron con gran rapidez.
Varios testigos indicaron a los policías la dirección y las calles por dónde había escapado el atracador. También facilitaron a los agentes una descripción de su ropa y de sus características físicas. Media hora después del intento de robo, una patrulla de la Policía Local de Vilamarxant detuvo a Manuel B. como presunto autor del atraco frustrado.
El ladrón se cambió de ropa
El sospechoso, que ya se había cambiado de ropa, fue apresado en la calle Les Rodanes. El hombre negó al principio su implicación en los hechos, pero luego confesó ante la evidencia de las pruebas que le incriminaban, como las huellas en su pistola, que resultó ser simulada, la grabación de la cámara de seguridad de la oficina bancaria y la identificación de los testigos.
La noticia de la detención de Manuel B. corrió como la pólvora en Vilamarxant, donde es muy conocido por la empresa de pintura y reformas que regentaba. «Hasta que se arruinó era un hombre muy trabajador, pero luego tuvo problemas con las drogas y se echó a perder», afirma un amigo del presunto atracador. En los últimos meses, Manuel B. ahogaba también sus penas y desgracias en alcohol. La Policía Local había auxiliado varias veces a esta persona debido a su estado de embriaguez.
Una vez que los agentes informaron al hombre de los motivos de su detención -un delito de robo con intimidación en grado de tentativa- y le leyeron sus derechos, la Guardia Civil de Ribarroja se hizo cargo del presunto ladrón y de las investigaciones. Al parecer, Manuel B. está acusado de otros tres atracos a gasolineras de Ribarroja, Benaguasil y Llíria, y un robo en una farmacia de esta última localidad.
En estos asaltos habría utilizado la pistola simulada para intimidar a los empleados de los establecimientos. Además, como hizo el pasado miércoles en Vilamarxant, también se habría cambiado de ropa nada más cometer los atracos. Esto dificultaba su identificación a pesar de la rápida respuesta de los policías locales y los guardias civiles que se movilizaban tras los robos.
En Llíria, los dos asaltos que los investigadores atribuyen a Manuel B. fueron perpetrados el día que se celebra el mercadillo en la población. En uno de ellos calzaba unas chanclas, pero luego se las quitó y se puso unas zapatillas deportivas para despistar a la policía. El detenido, que no tiene antecedentes penales, actuaba con gran sangre fría tanto en el momento que intimidaba con su pistola simulada como en la posterior huida.
Un empresario arruinado de Vilamarxant, Manuel B. G., de 52 años de edad, acabó con sus huesos en un calabozo tras intentar atracar la sucursal del BBVA en el centro de su pueblo. El inexperto ladrón fue detenido por una patrulla de la Policía Local poco después de que fuera desarmado por el director de la oficina bancaria.
Los hechos ocurrieron sobre las 13.30 horas del miércoles a escasos metros del retén de la Policía Local. Manuel B., que ocultaba su rostro con unas gafas de sol y una gorra, esperó unos minutos en la calle hasta que salieron varios clientes del banco. Luego entró con serenidad y se sentó en una silla frente al director, sin quitarse los elementos del disfraz, lo que levantó las sospechas de los dos empleados del BBVA que se encontraban en ese momento en la oficina.
El atracador sacó entonces una pistola de su bolsillo, pero el responsable de la sucursal se lanzó sobre el ladrón y le quitó el arma tras un forcejeo. Su mayor corpulencia le ayudó a controlar la situación. Todo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos. El director salió a la calle y pidió auxilio. Mientras tanto, Manuel B. aprovechó la confusión de esos instantes para huir. Poco después llegaron varios policías locales y guardia civiles. El Ayuntamiento de Vilamarxant se encuentra frente a la oficina del BBVA, por lo que los agentes acudieron con gran rapidez.
Varios testigos indicaron a los policías la dirección y las calles por dónde había escapado el atracador. También facilitaron a los agentes una descripción de su ropa y de sus características físicas. Media hora después del intento de robo, una patrulla de la Policía Local de Vilamarxant detuvo a Manuel B. como presunto autor del atraco frustrado.
El ladrón se cambió de ropa
El sospechoso, que ya se había cambiado de ropa, fue apresado en la calle Les Rodanes. El hombre negó al principio su implicación en los hechos, pero luego confesó ante la evidencia de las pruebas que le incriminaban, como las huellas en su pistola, que resultó ser simulada, la grabación de la cámara de seguridad de la oficina bancaria y la identificación de los testigos.
La noticia de la detención de Manuel B. corrió como la pólvora en Vilamarxant, donde es muy conocido por la empresa de pintura y reformas que regentaba. «Hasta que se arruinó era un hombre muy trabajador, pero luego tuvo problemas con las drogas y se echó a perder», afirma un amigo del presunto atracador. En los últimos meses, Manuel B. ahogaba también sus penas y desgracias en alcohol. La Policía Local había auxiliado varias veces a esta persona debido a su estado de embriaguez.
Una vez que los agentes informaron al hombre de los motivos de su detención -un delito de robo con intimidación en grado de tentativa- y le leyeron sus derechos, la Guardia Civil de Ribarroja se hizo cargo del presunto ladrón y de las investigaciones. Al parecer, Manuel B. está acusado de otros tres atracos a gasolineras de Ribarroja, Benaguasil y Llíria, y un robo en una farmacia de esta última localidad.
En estos asaltos habría utilizado la pistola simulada para intimidar a los empleados de los establecimientos. Además, como hizo el pasado miércoles en Vilamarxant, también se habría cambiado de ropa nada más cometer los atracos. Esto dificultaba su identificación a pesar de la rápida respuesta de los policías locales y los guardias civiles que se movilizaban tras los robos.
En Llíria, los dos asaltos que los investigadores atribuyen a Manuel B. fueron perpetrados el día que se celebra el mercadillo en la población. En uno de ellos calzaba unas chanclas, pero luego se las quitó y se puso unas zapatillas deportivas para despistar a la policía. El detenido, que no tiene antecedentes penales, actuaba con gran sangre fría tanto en el momento que intimidaba con su pistola simulada como en la posterior huida.
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