Dos días después de anunciar el cierre de Canal Nou, la Generalitat valenciana ha sacado hoy a concurso la gestión y explotación del aeropuerto fantasma de Castellón, en el que el Ejecutivo de Alberto Fabrainvertirá otros 25 millones de euros. El president justificó el martes su decisión de clausurar la televisión autonómica con el argumento de que no podía pagar los 40 millones que costaría la readmisión de los trabajadores despedidos y, al mismo tiempo, "garantizar la educación y los servicios sociales".
El Boletín Oficial del Estado (BOE) publica hoy el anuncio de licitación de la sociedad pública Aeropuerto de Castellón S. L. (Aerocas) para la explotación y mantenimiento del aeródromo por un importe de 25 millones de euros. La Generalitat deberá desembolsar esa cantidad en 10 años por una concesión que durará dos décadas. Pese a que las polémicas instalaciones ya le han costado al erario autonómico casi 140 millones de euros, Fabra no prevé recuperar un céntimo de la inversión, más allá de los efectos sobre el turismo que pueda generar el inicio de operaciones.
Aerocas ya sacó a licitación hace unas semanas la ejecución de nuevas obras para la puesta en servicio de las instalaciones por un presupuesto base de 653.000 euros y un plazo máximo de ejecución de dos meses desde la firma del contrato. Las actuaciones prevén, entre otros aspectos, mejoras en la pista de aterrizaje -que se diseñó y construyó con un error de cálculo- y reparación de goteras y humedades, que afectan tanto a la terminal de pasajeros como a la torre de control.
Los presupuestos de la Generalitat para 2014 establecen el inicio de las operaciones de aviación civil y comercial del aeropuerto de Castellón en el primer semestre del próximo año. Así se desprende del proyecto presupuestario presentado el pasado 30 de octubre por el consejero de Hacienda, Juan Carlos Moragues, que ese mismo día entregó al presidente de las Cortes valencianas, Juan Cotino.
Explotación por 20 años
El pliego de condiciones publicado hoy en el BOE prevé un periodo de explotación del aeropuerto de 20 años, y contempla una aportación global máxima de 25 millones de euros durante los 10 primeros años. La aportación máxima anual de Aerocas será de 2,5 millones de euros, aunque fluctuará en función del número de pasajeros, y no podrá superar los 4,5 millones de euros en cada ejercicio.
El pasado mes de febrero aterrizó el primer avión en pruebas, casi dos años después de su inauguración a bombo y platillo en marzo de 2011, para realizar tests de calibración. Este era uno de los trámites necesarios para poder certificar el aeródromo antes de su puesta en marcha. Ese primer vuelo se produjo un mes después de que el entonces presidente de Aerocas, el controvertido Carlos Fabra, asegurase que había recibido una oferta de compra del aeródromo por parte de un fondo hispano-libio.
Según Fabra, la oferta ascendía a 200 millones de euros. Pero nunca más hubo noticias de ese misterioso fondo, que no llegó a entregar el aval con el que debía demostrar que tenía capacidad financiera suficiente para adquirir la infraestructura.