Fallece Luis Aragonés, el hombre que cambió a la selección nacional

El 'sabio de Hortaleza' condujo a la selección española a la victoria en la Eurocopa de 2008

Entrenador de raza, fue el inductor del juego asociativo que llevó al equipo a la gloria

Luis Aragonés falleció de leucemia

Luis Aragonés falleció víctima de una leucemia, señaló el traumatólogo Pedro Guillén a la Cadena Cope. "Ha sido el cáncer y la leucemia el que se lo ha llevado. Era un hombre de una inteligencia natural, con un sentido común terrible que sabía buscar las cosas y dar en la tecla que otros no conocían", declaró Guillén.

"Tenía una leucemia. Ha tenido recaídas y ha ingresado en los últimos dos meses varias veces debilitándose. Esa complicación se lo ha llevado tranquilo. Ha sufrido poco porque no ha sido muy largo, pero ha sufrido. En la clínica recibía su tratamiento", añadió Pedro Guillén. "Era un hombre que conocía al futbolista muy bien. Era un entrenador de pie de campo que conocía al deportista de elite como nadie", concluyó.

Luis Aragonés, uno de los entrenadores más destacados del fútbol español, ha muerto este sábado a los 75 años en la Clínica Centro de Madrid. Aragonés nació en Hortaleza (Madrid) el 28 de julio de 1938, y condujo a la selección española a la victoria en la Eurocopa de 2008, tras una larga trayectoria en los banquillos, principalmente en el del Atlético de Madrid.

El 'sabio de Hortaleza', como era conocido, jugó en el Club Getafe Deportivo hasta 1958, año en el que le reclutó en Real Madrid CF. Sin embargo, no gozó de oportunidades en el club merengue, por lo que halló asiento en calidad de cedido en el Real Club Recreativo de Huelva, Hércules CF, Úbeda Club de Fútbol y Plus Ultra. En la temporada 1960-1961 recaló en el Real Oviedo, club con el que debutó en Primera División el 11 de diciembre de 1960, en un encuentro frente al Real Club Deportivo Mallorca. En la siguiente campaña militó en el Betis, concluyendo definitivamente su relación con el Real Madrid. En el equipo sevillano permaneció tres temporadas, al término de las cuales ingresó en la plantilla del Atlético de Madrid, el club que marcaría buena parte de su vida profesional.

 

 

Se convirtió en el auténtico motor del conjunto rojiblanco desde su puesto de interior derecho. Durante su primera campaña en el Manzanares conquistó la Copa del Rey, y al año siguiente la Liga. Logró el Pichichi en la temporada 1969-1970 con 16 goles, los mismos que firmaron Amancio Amaro y José Eulogio Gárate.

Uno de los momentos más amargos de su carrera lo vivió el 15 de mayo de 1974. El Atlético de Madrid disputaba la final de la Copa de Europa en el estadio Heysel de Bruselas. Su rival era el poderoso Bayern de Múnich. Aragonés marcó el primer gol del partido de falta directa. Pero el cuadro germano logró empatar el choque y, dos días después, barrió al equipo rojiblanco por 4 a 0 en el partido de desempate.

Un entrenador de raza

En la campaña 1974-1975, Aragonés se retiraba como jugador y se convertía en técnico del Atlético de Madrid tras tomar el testigo en el banquillo de Juan Carlos Lorenzo. Lograría una Liga en 1977, a la que habría que sumar cuatro Copas del Rey -tres con el Atlético de Madrid y una con el Barcelona, equipo al que entrenaría en la temporada 1987-1988- y una Supercopa de España, también con el Atlético de Madrid. Sería el encargado de pilotar la vuelta del cuadro del Manzanares a Primera División tras su paso por el 'infierno' de Segunda.

Y en el año 2004 se hacía cargo de la selección española, sustituyendo a Iñaki Sáez. Aragonés transformaría el espíritu de 'La Roja', caracterizado por la furia, y daría paso al juego preciosista que la catapultaría a lo más alto del fútbol internacional. Con la selección conseguiría la victoria en la Eurocopa de 2008, momento a partir del cual cedería el testigo a Vicente del Bosque. Había iniciado la etapa más brillante del combinado nacional.

Aragonés se resistía a abandonar los banquillos y pasó por Turquía, entrenando al Fenerbahçe en la temporada 2008-2009. Nunca anunció su retirada definitiva. Al final, ha sido la enfermedad la que le ha apartado para siempre de esos campos de fútbol que tanto amaba.