Sin fuerzas para tenerse en pie, desnudo, extremadamente delgado y con el rostro cubierto por una frondosa barba. Así encontró un joven antropólogo noruego al pescador mexicano José Iván Salvador Albarengo, al borde del colapso, en una playa perdida de las islas Marshall. Había desaparecido junto a otro pescador en diciembre de 2012, pocos días después de zarpar desde México en dirección a las costas de El Salvador para capturar tiburones. Alrededor de 12.500 kilómetros y 390 días son el espacio y el tiempo que separan el naufragio del rescate.
El náufrago que pasó 13 meses a la deriva en el océano Pacífico logró sobrevivir comiendo pescado crudo y bebiendo sangre de tortuga cuando escaseaban las lluvias. El otro hombre que lo acompañaba en la embarcación pereció en el mar varios meses antes, aunque el superviviente dijo que podía dar más detalles de lo sucedido. Las pocas frases que consiguió articular a través de la radio de un yate que estaba amarrado en una playa cercana a donde lo encontraron fueron: “Todavía no sé dónde estoy ni lo que ha pasado. Estoy desesperado y me siento muy mal. Quiero volver a México, pero no sé cómo. Ayúdenme, por favor”.
Todavía no sé dónde estoy ni lo que ha pasado. Estoy desesperado y me siento muy mal. Quiero volver a México, pero no sé cómoLa resistencia humana parece no tener límites, y la historia de este náufrago, que supera a la ficción cinematográfica La vida de Pi, dirigida porAng Lee, ha vuelto a demostrarlo. Tanto los 700 habitantes de la pequeña isla en la que fue encontrado (atolón de Ebon) como las autoridades locales se han volcado en su recuperación y repatriación. “Le hemos dado de comer los alimentos más nutritivos que tenemos en la isla y parece que está mejorando”, explicaba el alcalde del atalón, Ione de Brum. Este último ya ha puesto en conocimiento del ministerio de Asuntos Exteriores el suceso, después de trasladarse a una isla cercana donde se encuentra el único teléfono disponible en un amplio radio. La capital Majuro está a 230 kilómetros de distancia.
‘El milagro de las corrientes del océano’
A pesar de que la comunicación con el pescador mexicano no ha sido fácil, fundamentalmente a través de dibujos, según De Brum, han podido averiguar su nombre y su lugar de origen para contactar con sus familiares. De su aventura poco más ha revelado que su modo de alimentarse, así como el fallecimiento de su compañero durante la malograda singladura.
Los motores de la embarcación en la que navegaba quedaron inutilizados durante una tormenta antes de la Nochevieja del 2012La embarcación en la que fue encontrado apenas contaba con unos siete metros de eslora y tenía los motores averiados, sin ni siquiera hélices. En su interior no se encontraron aparejos de pesca ni ningún otro objeto. En la isla se refieren al náufrago como “el milagro de las corrientes del océano”.
Los motores de la vieja embarcación en la que navegaba quedaron inutilizados durante una tormenta antes de la Nochevieja del 2012, y no tres meses antes como en un principio informaron algunas agencias de noticias en base a los datos de aportados por las autoridades marítimas mexicanas. Desde entonces, permaneció a la deriva en las peligrosas corrientes del Pacífico, sin poder hacer nada hasta que más de un año después la corriente lo arrastró a tierra firme, cuando ya no podía ni moverse por sí mismo.
La casualidad hizo que próximo a lo zona se encontrase el antropólogo noruego Ola Fjeldstad, quien realizaba una investigación sobre las tribus isleñas. Tras pedir ayuda a un grupo de locales lograron rescatarlo y ofrecerle los primeros cuidados hasta que poco a poco fue recuperando la conciencia. Aunque su estado de salud está muy deteriorado, su vida no corre peligro.
Los otros náufragos del Pacífico
La increíble historia de este pescador no está libre de antecedentes. En mayo de 2006, un atunero taiwanés rescató a tres pescadores, también de origen mexicano, que llevaban nuevo meses a la deriva en el Pacífico después de que se averiase el motor de su embarcación. Los náufragos relataron posteriormente que habían sobrevivido a base de pescado y agua de la lluvia, aunque en su caso sí disponían de aparejos de pesca y recipientes para recoger y almacenar el agua.
Otra de las historias más impactantes de náufragos en el Pacífico se remonta al año 1992, cuando dos pescadores de Kiribati (noroeste de Australia) permanecieron 177 días a la deriva, luchando contra fuertes marejadas y sin acopio de alimentos, hasta que la corriente los condujo a tocar tierra firme en Samoa.
A pesar de los numerosos naufragios registrados en la zona, no se tiene constancia de que ningún náufrago hubiese resistido tantos días como Salvador Albarengo luchando contra las aguas del Pacífico, en una embarcación tan pequeña y sin utensilios para pescar o almacenar el agua.Suraj Sharma, el protagonista de La vida de Pi, cometió “la notable hazaña de sobrevivir 227 días en el mar”, según narra la novela homónima de Yann Martel. Una vez más, la realidad ha superado a la ficción.