La reapertura de la investigación sobre el accidente del metro que costó la vida a 43 personas y dejó heridas a 47 ya ha arrancado en el juzgado de instrucción número 21 de Valencia. Dos policías de la Brigada Judicial protagonizaron ayer la primera comparecencia tras el auto de la Audiencia que reanudó la instrucción del caso. Los dos agentes declararon en calidad de «testigos-peritos», al ser dos de los funcionarios policiales que indagaron las posibles causas del descarrilamiento en el propio túnel previo a la estación de Jesús.
Del testimonio de los dos agentes se desprende que el «evidente exceso de velocidad», como señala uno de ellos, fue la causa de la tragedia. Pero el inspector jefe que testificó ayer -máxima autoridad policial en el escenario del accidente- subrayó algo que ya anteriormente habían puesto sobre la mesa un perito y la propia juez Nieves Molina en una reapertura previa del caso. Según su testimonio, «si hubiese existido una baliza que protegiese la curva, el accidente se hubiese evitado».
Y al mismo tiempo que subraya la presencia del exceso de velocidad -el metro entró a 80 km/h en un tramo apto para 60-, el mismo inspector jefe asegura «no poder descartar» que el vuelco de la UTA se produjera, no por el descarrilamiento a causa del impulso, sino por la rotura de uno de los 'bogies' (la unión entre el chasis de la rueda y el vagón). No obstante, el testimonio de los dos agentes coincide en señalar -aunque sin asegurar- que el 'bogie' debió romperse tras el accidente y subrayan su «duda» de ser la causa del mismo.
El desprendimiento de los cristales del metro, principal causa de las muertes y otro de los extremos que pretende aclarar la nueva investigación, fue también ayer objeto de preguntas a los testigos. El mando policial apunta que los mismos se soltaron «debido a la fuerza con la que cayeron los cuerpos», aunque matiza que esto es sólo «una suposición» (ello señalaría a una incorrecta fijación de los mismos).
La lectura de los datos de velocidad de la UTA siniestrada -y su posterior borrado- también formó parte del interrogatorio a los funcionarios policiales. El inspector jefe constató que la eliminación de los mismos se produjo al ser extraídos por parte de los técnicos, aunque descartó cualquier manipulación. El testigo confirmó que los datos existentes en la causa coinciden con los que la policía constató con una fotografía de la caja de registros.
La declaración del policía sí sirve para corroborar que la lectura de los datos de velocidad fue motivo de fricción desde apenas unas horas después del accidente. En el túnel hubo una «confrontación o discusión» por este extremo, ya que los técnicos de Ferrocarrils querían llevar la caja a Valencia Sud y el agente a la Jefatura de Policía.
Como parte de la instrucción, la juez ha concedido cinco días a FGV para aportar datos de maquinistas y mecánicos de la unidad siniestrada en 2006, así como informes a los fabricantes de la UTA y de los frenos. La asociación de víctimas también reclamó ayer a FGV que aporte alguna de las cinco copias existentes del libro de averías y acusó a la Generalitat de ocultar información.
No hay comentarios:
Publicar un comentario