El detenido, identificado como Carlos Díaz Fernández y vecino de Madrid, comenzó el 31 de marzo a efectuar estas llamadas anunciando la falsa colocación de bombas en lasCatedrales de León, Santiago de Compostela o Palma de Mallorca, la Sagrada Familia de Barcelona, la Mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada, el Museo del Prado y la Torre de Cristal en Madrid o la Ciudad de las Artes en Valencia.
También efectuó llamadas amenazando con artefactos explosivos a centros de trabajo de varios medios de comunicación de Madrid, Málaga, Burgos, La Coruña, Valencia, Barcelona, Sevilla, Gran Canaria, Valladolid, Toledo, Alicante y Santiago de Compostela, donde irrumpió en los últimos días en varias redacciones.
Según informa la Policía Nacional, las llamadas avisando de la colocación de artefactos explosivos motivaron los correspondientes desalojos de los edificios y la intervención de Técnicos en Desactivación de Explosivos. En todos los casos de amenaza de bomba, tras la inspección policial pertinente, el resultado fue negativo, según concreta la Dirección General de la Policía.
Este tipo de hechos, según recuerda la Policía, están recogidos en el artículo 561 del Código Penal, que castiga con penas de pena de prisión de seis meses a un año o multa de 12 a 24 meses, -según la alarma o alteración del orden efectivamente producida-, al que, con ánimo de atentar contra la paz pública, afirme falsamente la existencia de aparatos explosivos u otros que puedan causar el mismo efecto, o de sustancias químicas, biológicas o tóxicas que puedan causar daño a la salud.
La investigación ha sido realizada por agentes de las Unidades de Información de la Policía Nacional en A Coruña y Santiago de Compostela, en colaboración con la Comisaría General de Información.
ASÍ ES CARLOS DÍAZ FERNÁNDEZ
Carlos Díaz Fernández es un sevillano de 39 años que se define en su blog -desde el que difunde disparatadas teorías de la conspiración- como escritor, crítico literario y bloguero, y afirma haber escrito varias novelas y cuentos. Asimismo, dice haber iniciado los estudios de ingeniería técnica industrial, especialidad electrónica, sin concluirlos, desempeñando desde entonces varios trabajos, el más relevante, de vigilante de seguridad durante seis años.
Antes de irrumpir desnudo en el hospital del Rey, ya era conocido en algunas redacciones de medios de comunicación españoles debido a su continua insistencia en enviar correos electrónicos tratando de encontrar difusión a sus ideas. Su obsesión es denunciar lo que, según él, son ataques encubiertos de la CIA para desestabilizar al Gobierno de España. Entre ellos se encontrarían el descarrilamiento del tren Alvia en Santiago, la muerte de Álvaro Bultó, Luis Aragonés o Manolo Escobar, el incendio del archivo municipal de Los Palacios (Sevilla), los incendios forestales gallegos, y las explosiones de gas en La Viñuela (Córdoba).
Además, afirma que él personalmente es objeto de continuos ataques de la CIA, como expone en uno de los correos electrónicos recibidos por este periódico: “No tengo nada que ver con ello, no he conocido personalmente a nadie de los que lo hicieron, nadie me lo ha dicho de manera explícita con palabras y no tengo ninguna prueba. Pero lo sé a ciencia cierta, pues el gobierno de los EEUU me lo hace saber con múltiples insinuaciones e indirectas. La CIA me está espiando, acosando en las calles y atacando con productos tóxicos y drogas en mi comida y bebida desde mediados de octubre de 2011 en diferentes fases. Por extraño que parezca, me han elegido como portavoz y denunciante de sus crímenes clandestinos contra españoles”.
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