SUCESOS | Los asesinos fueron condenados a 43 años de prisión
Se cumplen 20 años de la muerte de Anabel Segura
Un 12 de abril Anabel Segura salió de su casa para hacer 'footing' y nunca regresó. 20 años después de su desaparición y posterior asesinato, sus allegados siguen recordándola. Su muerte nunca se olvida ni se ve "correspondida por la justicia", ha declarado el abogado y ex político Rafael Escuredo, que fue portavoz de la familia de la joven.
"A las siete y pico de la mañana de hace 20 años sonó el teléfono de mi casa; era Pepe Segura, el padre de Anabel. Yo creí que era por un asunto de trabajo y me dijo entrecortadamente: 'Se han llevado a mi hija; han secuestrado a mi hija", recuerda el conocido abogado.
A partir de entonces se desencadenó el que, en aquel momento, fue considerado el secuestro civil más largo de la historia. Nada más lejos de la realidad. Desgraciadamente, Anabel fue asesinada a las pocas horas de su captura en la urbanización madrileña de La Moraleja. Su crimen conmovió a toda la sociedad española.
"El padre había salido con un bastón de hierro, por los alrededores, buscando a su hija. Cuando llegué, me encontré con aquella situación, con un dramatismo que no se puede describir. Y ese calvario duró dos años y medio y acabó como acabó", comenta Escuredo.
El 28 de septiembre de 1995, la policía detuvo en Madrid y en las localidades toledanas de Escalona y Pantoja a los sospechosos del crimen, que se derrumbaron y confesaron que la joven fue asesinada horas después el secuestro, que fue fortuito y de carácter sexual. Luego decidieron pedir un rescate al enterarse de que pertenecía a una familia acomodada.
Condenados a 43 años de prisión
Los dos autores materiales fueron condenados en primera instancia a 39 años de cárcel. Una condena que el Supremo elevó a 43 años.
Los propios asesinos fueron los quedesvelaron el lugar en el que ellos mismos habían enterrado a Anabel: una fábrica abandonada de Numancia de la Sagra, en Toledo. "Esperábamos encontrarla viva, como se encontró a la farmacéutica de Olot dos años y pico después de haber sido secuestrada", afirma el portavoz.
"Pasan los años y curiosamente tengo la impresión -añade Rafael Escuredo- de que fue ayer mismo. Fueron unos momentos de una emoción muy tensa y luego cuando ya detuvimos a los asesinos y los llevamos al vertedero, a aquella fábrica abandonada donde aparecieron sus restos, fue una catarsis que no se puede describir".
Él se encargó de comunicar el fatal desenlace a la familia: "Me tocó llegar aquel día a la casa, casi amaneciendo, para comunicarles este asunto yaún me parece ver a la madre llorando y al padre contenido, pero llevándolo por dentro".
A pesar de que, finalmente, "pudieron enterrar cristianamente a Anabel, algo que para ellos era una necesidad, al saber que podían ir a un sitio donde rezarle", y de que condenaran a los asesinos, "una perdida como esa nunca se ve correspondida por la Justicia", concluye Escuredo
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