miércoles, 8 de mayo de 2013

Camps defiende que la idea del pacto lingüístico y la AVL se la dio él a Zaplana


Concentración de Coalicio Valenciana contra el dictamen de la Academia Valenciana que unificaba valenciano y catalán.

Camps defiende que la idea del pacto lingüístico y la AVL se la dio él a Zaplana

Pla revela que la reforma del Estatuto de 2006 fue posible por Zapatero y por la "dependencia" respecto al expresidente que tenía un "debilitado" Rajoy, tras la derrota de 2004, para seguir liderando el PP

Qué tiempos aquellos, habría que decir. La reforma del Estatuto de 2006 fue posible, en el PSOE, por el acceso a la secretaría general de José Luis Rodríguez Zapatero y, en el caso del PP, por el poderío del expresidente de la Generalitat Francisco Camps en los años 2004 y 2005, antes de enfangarse en los trajes Gürtel, cuando fue un apoyo vital del actual jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, para seguir liderando el PP tras su primera derrota electoral. La idea de levantar una Acadèmia de la Llengua para acabar de enterrar el problema lingüístico nació, según Camps, de él siendo conseller de Cultura y no, como se cree, de su predecesor en la Generalitat, Eduardo Zaplana. Son algunas de las confidencias y reflexiones del exlíder del PSPV Ignasi Pla y del expresidente Camps, padres del Estatuto de 2006 y hoy en el Consell Jurídic, en sendos prólogos a la obra de 2.500 páginas "Comentarios sobre el Estatuto", que el CJC presentó el viernes.


"Aunque en nuestro Estatuto de Autonomía quedaba resuelta la denominación del valenciano para nuestra lengua, una vez fui nombrado por el presidente Eduardo Zaplana conseller de Cultura y Educación, le expuse la necesidad que teníamos de cerrar una vía de disputa y de pérdida de autogobierno por la falta de definición de la institución académica que tenía que tener las competencias de decidir a qué llamábamos valenciano y cuál era su uso correcto", explica Camps, titular de Cultura entre febrero de 1997 y mayo de 1999. El exjefe del Consell señala que con el autogobierno y la Llei d'Ús "comienza una etapa de recuperación y normalización de su uso pero había que cerrar el círculo" con la Acadèmia. Se le pidió, narra, un dictamen al Consell de Cultura, "y éste terminó siendo una propuesta de creación" de la AVL. La idea de Camps.
Precisamente, según Camps, el nuevo Estatuto "nos define" a los valencianos y "nos defiende", entre otras cosas, recalca, porque "por primera vez se denomina al valenciano como nuestra lengua propia" y, a través de la AVL, convierte a los valencianos en "únicos y absolutos competentes" sobre la misma, indica en su prólogo titulado "Tanto como el que más". También por la recuperación del derecho foral, por el derecho al agua y por la "cláusula Camps", que reivindica como garantía para que el nivel de autogobierno "se actualice permanentemente en términos de igualdad con las otras comunidades". Hasta saca pecho por el Servicio Tributario Valenciano, al que el PP se resistió y que, de hecho, no puso en marcha.
Pla, que titula su artículo "La vía valenciana hacia la España plural", da más detalles sobre la negociación. Cuenta que las primeras tentativas de reforma, iniciadas en 1996, fracasaron, pese al "poder valenciano" que vendió Zaplana, porque ni PPCV ni PSPV "fuimos capaces de influir lo más mínimo en las direcciones nacionales" de los partidos. El giro se produce con la llegada de Zapatero a la secretaría general del PSOE en 2000, empeñado en una reforma "en clave federal de la España de las autonomías". Ese mismo año él accede al liderazgo del PSPV. El PSOE pasa a avalar, recalca, la reforma pero Zaplana cuestiona este respaldo en público. Y ello pese a una reunión en Madrid, el 12 de noviembre de 2001, entre Zapatero, Javier Arenas, Zaplana y el propio Pla.
Camps lo cuenta de otra forma. Había pacto en Valencia "pero los partidos nacionales prefirieron optar por una reforma homologada al resto" (que no otorgaba la capacidad de convocar elecciones) y Zaplana, "con buen criterio, decidió esperar una mejor oportunidad". El giro en el PP, señala Pla, se produce con "el cambio de liderazgos", Rajoy por Aznar y Camps por Zaplana. Y la clave, la derrota de Rajoy en 2004. Un "debilitado" Rajoy "necesitaba" el apoyo de Camps para mantenerse en Génova y esa "posición de privilegio" permitió a éste "obtener el aval del PP nacional hacia lo que hasta ese momento resultaba impensable en la derecha española, como era admitir la disolución anticipada en más comunidades autónomas".

La "suerte" del momento
"Tuve la suerte en 2005 de encontrar el momento político para proponer la reforma", lo recuerda así Camps, quien añade que a tal efecto se "puso en contacto en primer lugar" con Rajoy, luego con Pla y después en una audiencia en Moncloa con Zapatero. En cambio, Pla revela que en la Conferencia de Presidentes del 27 de octubre de 2004 Camps, en una entrevista con Zapatero, constata el respaldo de éste y luego acude a Génova a que Rajoy dé "luz verde al PP valenciano". El pacto estatutario se sella el 29 de mayo de 2005.
"Somos, por razón de historia y por vocación colectiva, un Reino medieval, una región moderna, una comunidad autónoma constitucional con un fuerte carácter de sentimientos compartidos de ser Nación española", argumenta Camps. Pla, para quien la cláusula Camps "no sirve de mucho", ya que la eventual ampliación competencial obligará a nuevas reformas estatutarias, lamenta que el PP haya desvirtuado el pacto al aprobar "unilateralmente" normas de desarrollo del Estatuto como la renta de ciudadanía o RTVV.

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