¿Qué es lo que hace que el sexo sea bueno? La pregunta resultará baladí a todos aquellos que antepongan la cantidad a la calidad, y que crean que tener relaciones sexuales es siempre mejor que no tenerlas. Sin embargo, hay muchos tipos de relaciones sexuales y no todas son satisfactorias.
Son miles los factores que se han aducido a la hora de responder a esa pregunta. ¿Por qué nos gusta el sexo? La respuesta no es sencilla pues, como dijo el escritor británico Robert Louis Stevenson acerca del sexo, "lo que sucede en diez minutos es algo que excede a todo el vocabulario deShakespeare". Es muy complicado, efectivamente, explicar con palabras qué es lo que hace que el buen sexo sea bueno.
Algunos lo han achacado a la experiencia de una desorbitada cantidad de placer, a la intensidad del orgasmo o a la profundidad de la relación. Otros consideran que el sexo es mejor cuanto mayor sea la conexión emocional con la otra persona, y algunos creen que en nada influye el amor o el cariño con que se ejecute la empresa. Decía Woody Allen, contentando a todos, que "el sexo sin amor es una experiencia vacía, pero como experiencia vacía es una de las mejores".
Evidentemente, qué es lo que hace bueno el sexo que, efectivamente lo es, puede responder a innumerables factores, y de cada cual dependerá en gran medida la elección del factor diferenciador. No obstante, la ciencia es cabezota y no cesa en su intento de dar respuestas numéricas y concretas a tan misteriosas preguntas.
Una condición extraordinaria
Janina Nielsen ha dado con una posible respuesta en un estudio reciente. La investigación concluyó que probablemente el sexo sea menos satisfactorio para aquellos que experimentan una excitación muy intensa.
Aquellas personas que tienden a la sinestesia experimentan un intenso trance sexualEl equipo examinó varios parámetros en la experiencia sexual de personas que contaban con una condición sensorial extraordinaria conocida como sinestesia. Ésta se define en biología como una "sensación secundaria o asociada que se produce en una parte del cuerpo a consecuencia de un estímulo aplicado en otra parte de él" y en psicología como la "imagen o sensación subjetiva, propia de un sentido, determinada por otra sensación que afecta a un sentido diferente". Requiere, en cualquier caso, de una sensibilidad específica y extrema.
Alrededor de un 2% de la población experimenta colores y sabores, y otras cualidades sensoriales, durante el orgasmo y la excitación sexual. Supuestamente, estos colores y sabores no están relacionados con el acto sexual. Es decir, no son derivaciones sensoriales de la ropa brillante o de la música de fondo, sino que se experimentan como un tipo de visión externa, una imaginería mental autónoma que se desencadena al tocar, acariciar, copular y, finalmente, llegar al clímax.
Nielsen y su equipo comprobaron en el estudio que aquellos que tienden a la sinestesia experimentan un intenso trance sexual y, en consecuencia, la experiencia sexual es intensa, tanto a nivel físico como psíquico. No obstante, y sorprendentemente, estos estados extremos de excitación no implicaban un sexo más satisfactorio. De media, los que experimentaban la sinestesia estaban significativamente menos satisfechos después del sexo que los demás.
Los investigadores sugieren que esta minada satisfacción puede deberse a que, a causa de la sinestesia, estas personas son menos capaces de compartir por completo la experiencia con la otra persona, lo que conduce a la falta de conexión con la pareja. Se vive el sexo de manera más solitaria.
El trance sexual
Esta sinestesia sexual nos puede conducir a un trance, a un estado alterado de la conciencia. Las descripciones que de él hacen quienes lo han experimentado comparan la sinestesia sexual con estar bajo el influjo de drogas alucinógenas, como el LSD o las setas.
La plena satisfacción sexual sería el equilibrio de tres factores: el trance sexual, el papel representativo y el compromiso con la parejaEste trance sexual se puede experimentar como un estado de excitación extremadamente intenso a nivel físico y psíquico. No obstante, este grado extremo de excitación no hace necesariamente que el sexo sea más satisfactorio.
Donald Mosher, investigador en la University of Connecticut, ha propuesto otros dos factores que son igualmente importantes a la hora de tener unas buenas relaciones sexuales. Uno de ellos es el adoptar un papel de representación, una suerte de identidad sexual que desarrollamos durante el sexo, y en la que cada cual puede llevar a la práctica sus fantasías más íntimas. El otro factor que considera Mosher es el compromiso con la pareja sexual, incluyendo las respuestas del compañero y la capacidad para compartir la experiencia. Así, la plena satisfacción sexual sería el equilibrio de tres factores: el trance sexual, el papel representativo y el compromiso con la pareja.