miércoles, 17 de abril de 2013

El acusado de la muerte de su suegro en un parque evita la cárcel tras un pacto




El acusado de la muerte de su suegro en un parque evita la cárcel tras un pacto


El joven deberá indemnizar con 164.000 euros a los familiares del fallecido durante una barbacoa en Alaquàs 

Una reunión familiar que terminó en tragedia. Virgilio José aceptó ayer dos años de prisión por la muerte del padre de su novia, a quien propinó varios puñetazos, durante una barbacoa en un parque de Alaquàs. La víctima, José Miguel, tenía 46 años.
Los hechos ocurrieron en octubre de 2011. La condena, que se produce por un delito de homicidio imprudente, le evitará ingresar en prisión. La Fiscalía solicitaba dos años y seis meses de prisión por estos hechos.
El ahora condenado y su novia disfrutaban de un sábado familiar en compañía de los padres y el hermano de la joven. Este último lanzó agua al novio mientras preparaban la comida. Fue una broma. Tras la comida, Virgilio devolvió la jugada y le arrojó todo el contenido de una botella.
Fue entonces cuando el novio y el hermano entablaron una discusión. El enfrentamiento terminó con un puñetazo en la cara del acusado. De inmediato, el padre intervino para separarles. No quería que siguieran pegando a su hijo, menor de edad.
El acusado no desistió en su actitud. «Se encaró y sin observar las normas de cuidado le golpeó con el puño en varias ocasiones a ambos lados de la cara», consta en el escrito de acusación de la Fiscalía.
El hombre se desplomó como consecuencia de los golpes. El impacto contra el suelo le causó una fractura en la cabeza. Las lesiones le produjeron la muerte. El hijo del fallecido, de 15 años de edad, sufrió una contusión por el golpe recibido.
El juicio, en el que ambas partes llegaron a una conformidad, se celebró ayer en Torrent. El acusado aceptó, además, el pago de una indemnización de más de 108.000 euros para la viuda; 46.441 euros para el hijo y otros 18.546 para la joven.
La vía judicial se cerró ayer para Mari Carmen Fernández, aunque el pesar por la pérdida de su marido persiste. «Estoy bien, pasando... Intento ser fuerte por mis hijos». La relación de su hija con el agresor, con quien había comenzado a salir ocho meses antes del suceso, se rompió. Los primeros días, la joven se resistía a terminar su noviazgo. «Era normal. Tenía los ojos cerrados. Son unos momentos en los que no sabes qué sucede».
La relación entre ambas familias está rota de por vida. «Vino con sus padres al tanatorio y nos dijo que lo sentía». Fue la última vez que cruzaron palabra. La tensión era evidente ayer, minutos antes de celebrarse la conformidad.
Mari Carmen aprovechó para agradecer ayer el apoyo recibido por parte de los testigos de la agresión y también el de vecinos y amigos, personas que han supuesto un verdadero apoyo para toda la familia.

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