La baronesa Thyssen resuelve sus problemas de liquidez en Islas Caimán sin pagar impuestos
La noticia de la venta de La Esclusa de John Constable cayó el año pasado como un jarro de agua fría. Llevaba años expuesto en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, cedido gratuitamente por Carmen Cervera. Pero Tita anunció que lo tenía que vender porque necesitaba dinero. “Quizá soy millonaria en arte, pero no en liquidez,” arguyó entonces para justificar su decisión.
La noticia de la venta de La Esclusa de John Constable cayó el año pasado como un jarro de agua fría. Llevaba años expuesto en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, cedido gratuitamente por Carmen Cervera. Pero Tita anunció que lo tenía que vender porque necesitaba dinero. “Quizá soy millonaria en arte, pero no en liquidez,” arguyó entonces para justificar su decisión.
A la subasta, celebrada en Londres el pasado mes de julio, acudió personalmente su hombre de confianza y abogado, Jaime Rotondo Russo. El cuadro se ofreció al Estado, que desestimó pagar el precio requerido. Lo había adquirido el barón en 1990 por 10,8 millones de euros y se logró vender por 26,5 (22,4 millones de libras). Hubo solo una puja y se desconoce quién es su nuevo propietario. Ni Tita lo sabe, según el letrado. Las casas de subastas guardan en secreto el nombre de sus clientes. Pero Rotondo confirmó a El Confidencial / ICIJ una información hasta ahora desconocida: el Constable se vendió a través de una sociedad en las Islas Caimán llamada Omicron Collections Limited y su valor quedó libre de impuestos.
Esta compañía es una de las cuatro dueñas legales de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, todas registradas en paraísos fiscales. Es una información que se rubricatodos los años en el Boletín Oficial del Estado (BOE), pero que hasta ahora nadie había podido desgranar por la opacidad de estas jurisdicciones. Documentos internos a los que ha accedido El Confidencial muestran los detalles de cómo Tita construyó parte de su colección a través de una de esas entidades, Nautilus Trustees Limited, en las Islas Cook. A través de ella compró, entre otros, el Molino de agua en Gennep del holandés Van Gogh.
Sin impuestos, pero legal
El principal patrimonio de la baronesa hoy en día son estas obras de arte, en su mayoría cedidas gratuitamente a varios museos, como el Thyssen-Bornemisza de Madrid. La mayor estimación hecha por el Estado sobre gran parte de esos cuadros fue de más de 540 millones de euros. La fundación pública que gestiona el museo de la capital se encarga de custodiarlos y preservarlos. Se mantiene con los ingresos de las ventas de entradas, entre otros, y recibe anualmente una media de unos cuatro millones en subvenciones. Rotondo aseguró que la baronesa no cobra de sus gestiones para la fundación, de la que es vicepresidenta. No recibe “ninguna remuneración, ni compensación de gastos”.
Además de sus pinturas, Tita tiene una importante fortuna inmobiliaria. Su abogado valora las casas españolas en unos 30 millones de euros, mientras que su famosa mansión suiza, Villa Favorita, está en venta por 84 millones de euros (102 millones de francos).
El barón Thyssen-Bornemisza le dejó en herencia un capital en el exterior que está a punto de agotarse, situación que explicaría la necesidad de vender la obra de Constable. “Ha estado pagando de ese dinero, desde 2002 que falleció el barón hasta 2012. 10 años. Y en 10 años se le ha acabado”, contó Rotondo. Recientemente, la revista suiza Bilan situó a Tita Cervera como la séptima mujer más rica del país helvético, con una fortuna familiar de entre 1.200 y 1.600 millones de euros (1.500 y 2.000 millones de francos). Su abogado desmiente este particular: la verdadera fortuna está en los cuadros.
Los cuadros no pagan impuestos
Sus propiedades pagan impuestos, pero sus cuadros no. Tener patrimonio en un paraíso fiscal es legal; lo ilegal es no declararlo. En el caso de Tita la cuestión es más compleja, los resquicios legales hacen que su situación sea diferente a la de cualquier otro español, según contó Rotondo a El Confidencial / ICIJ. Primero de todo, porque a pesar de haber nacido en Barcelona ya no es española de nacionalidad, sino suiza. Sin embargo, en temas de impuestos, lo relevante es dónde pasa la mayoría del tiempo, su “residencia fiscal”. Y aunque ella vive a caballo entre España y Suiza, la mayor parte del tiempo está en nuestro país, lo que la convertiría en residente española. Pero en su caso, no es así.
Su abogado confirmó que “los contratos de asistencia técnica y cultural que tiene suscritos con el Estado español”, como la cesión de más de 700 obras de su colección privada a varios museos, ayudan a que Tita pueda vivir en España todo el tiempo que quiera y no pagar impuestos aquí por su patrimonio.
¿Pero han pagado impuestos las obras de su colección? “Cuando se compraron”, explicó Rotondo, en referencia al IVA correspondiente al país de la subasta. Y después: en España, “ninguno”. En paraísos como las Islas Cook, “tampoco”. En Suiza, “no”. Allí está amparada por la legalidad, ya que según explica su abogado las sociedades offshore de Tita Cervera dependen de trusts, una figura jurídica anglosajona por la cual se transfieren bienes a una tercera persona que los administra, que está exenta de impuestos de patrimonio.
Rotondo citó como ejemplo la sociedad en las Islas Caimán que era dueña del cuadro que vendió, Omicron Collections Limited, que depende de un trust en Bermuda llamado Caravaggio, en referencia al pintor, aunque El Confidencial no ha podido verificar esta información. El abogado aclaró que en Suiza también paga impuestos por su casa. “Nada más”. Si los cuadros hubieran estado a su nombre y fuera residente fiscal en España tendría que haber pagado millones de euros cada año. Sin embargo, nada de eso tiene lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario