Todo lo contrario. Zaplana, Camps, González Pons y demás pandilla de engañadores de la política hace años que vienen labrando en sentido contrario a lo que ahora acaban de predicar. ¿Para qué queremos que figure en el diccionario oficial de la Real Academia de la Lengua una definición de idioma a la que ellos son contrarios, lo cual han manifestado de forma fehaciente creando instituciones y leyes en abierta y frontal oposición a lo que ahora, cara a elecciones, dicen defender?
Han hundido la CAM, Bancaja, el Banco de Valencia, son los fabricantes de la mala imagen de la Comunidad Valenciana en toda España hasta en la serie Aída, Mauricio ha llegado a hablar de Valencia como la cuna del desfalco han robado el dinero para los hospitales y los pozos del Tercer Mundo, se han forrado con los lodos de las depuradoras, se han cansado de dar contratas a los amiguetes incumpliendo todas las normativas y recibiendo sustanciosas compensaciones,?Y ahora, para tapar tanta desvergüenza y latrocinio, aplican la política del guarreo, del manipuleo de los sentimientos y creencias de la gente llana del pueblo, le tocan lo poco que les queda de la fibra valenciana, su creencia popular de conciencia idiomática, para que se les adhiera carismática, engañosamente, la gente.Si de verdad cree el PP en su última declaración sobre el valenciano en las Cortes, ¿por qué por ejemplo sigue sin reconocer oficialmente los títulos de valenciano de Lo Rat Penat?, ¿Por qué no disuelve la Acadèmia Valenciana de la Llengua?, ¿Por qué no suprime el Consell Valencià de Cultura?, instituciones tan proclives a decir y defender lo contrario de esta repentina conversión teórica pepera a la Lengua Valenciana. Y acompañándoles en esta astracanada, tampoco sin vergüenza alguna, los cómplices necesarios del sector que se venden y alquilan para darle una pasada de tinturita azul a un partido que ya sabe que navega al pairo en medio de la tormenta.
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