viernes, 21 de junio de 2013

La joven conductora fallecida en Buñol permaneció diez horas atrapada en el vehículo y sumergida sin que nadie se percatara

La joven conductora fallecida en Buñol permaneció diez horas atrapada en el vehículo y sumergida sin que nadie se percatara
Un buzo de la Guardia Civil, el miércoles por la noche, durante las labores de rescate. / Guardia Civil
Una joven de 27 años, Patricia Pérez Sáez, murió al caer con su vehículo a una poza desde un descampado de Buñol. Los hechos ocurrieron el miércoles al mediodía en circunstancias que investiga la Guardia Civil, aunque todo parece indicar que la víctima perdió el control de su Peugeot 406 cuando intentaba aparcarlo en un solar sin vallar que linda con el barranco.
Según esta hipótesis, la joven no calculó bien la distancia y se precipitó con su coche por el barranco desde una altura aproximada de 20 metros. Nadie presenció el accidente en la calle Reyes Católicos. Al parecer, la víctima era una conductora novel, ya que había aprobado el carné de conducir hace unos meses. El turismo quedó sumergido en la poza a unos tres metros de profundidad. La puerta del maletero se abrió debido al impacto y sobresalía del agua, pero apenas se divisaba desde la parte más alta del barranco.
El compañero sentimental de Patricia fue la primera persona que dio la voz de alarma sobre las 14 horas. La pareja había quedado para comer y ella no regresaba a casa. La joven visitó a sus padres en Yátova esa misma mañana y salió de esta localidad sobre las 12 horas en dirección a Buñol. Conducía su Peugeot 406. Los familiares de la joven comenzaron a preocuparse. Era muy extraño. Patricia no solía retrasarse. Su pareja denunció su desaparición y comenzó a buscarla por la carretera y los alrededores de Buñol. Sospechaba que podría haber sufrido un accidente.
Los padres de la joven hablaron con el alcalde de Yátova para que pidiera colaboración a los vecinos a través de la megafonía municipal. El bando difundió la extraña desaparición de Patricia Pérez Sáez. Era un intento desesperado de encontrar a alguien que se hubiese cruzado con la joven. La búsqueda de Patricia fue angustiosa. Sus padres y su compañero sentimental llamaron al teléfono móvil de la víctima. Nadie contestó. Su desaparición también se difundió a través de mensajes de Whatsapp.
Sobre las 21 horas, alguien divisó una parte del coche que sobresalía del agua en el fondo del barranco. Al lugar de los hechos acudieron con urgencia varias patrullas de la Guardia Civil y Policía Local de Buñol. También se movilizó un equipo del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil de Valencia y bomberos de los parques de Requena y Chiva. Dos buzos del instituto armado se sumergieron en el agua y descubrieron el cadáver de la joven dentro del Peugeot 406. Los peores presagios se habían cumplido.
Un fuerte golpe en la nuca
Los guardias civiles sacaron con sumo cuidado el cuerpo sin vida de Patricia. Las labores de rescate se prolongaron durante dos horas en presencia de los familiares de la mujer. El cadáver se encontraba en el asiento del copiloto con las dos puertas delanteras bloqueadas. Todo parecía indicar que la víctima intentó salir del turismo, pero no le dio tiempo y murió ahogada. La joven no llevaba puesto el cinturón de seguridad, lo que refuerza esta hipótesis. Pero la autopsia desveló un fuerte golpe en la nuca -al caer con su coche desde una altura de 20 metros-, que podría haberle causado la muerte de inmediato.
Los guardias civiles que inspeccionaron el vehículo y el cadáver no hallaron indicios criminales. Así, la investigación se centró en un lamentable accidente mientras Patricia intentaba aparcar su Peugeot 406 en el descampado junto al barranco. Los agentes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil también sacaron el turismo del agua con la ayuda de una grúa. Tras el luctuoso servicio, los buzos regresaron sobre las dos de la madrugada a su base en el puerto de Valencia.

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