´Las juergas son habituales durante las concentraciones´
Una mujer que sale huyendo de la habitación de un futbolista en una concentración. Una mujer que, ni más ni menos, es la vicepresidenta de un club de primera. ¡Vaya bomba lanza en el primer capítulo!
¿Eso ocurre?
Las juergas son algo habituales en las habitaciones de los jugadores durante las concentraciones. Es algo que pasa. He querido que eso le ocurra a la protagonista de mi novela que es la vicepresidenta de un club que bien podría ser el Madrid o el Barça.
Le ha venido de maravilla para publicitar su libro la juerga de la selección en Brasil.
Pues sí. De las juergas nadie se debería de escandalizar porque pasan pero nunca se cuentan.
En su libro, ¿ cuánto hay de ficción y cuanto de realidad?
La ficción es la trama en sí. No está basado en el Valencia y eso lo quiero dejar claro, pero es cierto que me inspiro en un ambiente que conozco. Son cosas que ocurren en el fútbol. Utilizo la novela para explicar el funcionamiento de un club, porque no todo es como parece. En una entidad se viven luchas de poder, cambios de banda con codazos, zancadillas y demás, mucha inquietud por los cambios de presidente y líos propios en un negocio en el que se compran determinados jugadores que nadie entiende el por qué o cómo en el camino de una venta se pierden equis millones de euros.
Una realidad que usted conoce porque durante seis años ha trabajado en el Valencia donde llegó a ser directora de marketing.
Cierto
¿Entonces el libro refleja una realidad?
Más o menos. Son cosas que la gente no conoce porque no interesa que se sepa.
¿Quién es Adriana Noriega?
Es la vicepresidenta de uno de los dos principales clubes de la liga española. No he querido concretar ni situar la novela ni en Madrid ni en Barcelona, pero se entiende que es la vicepresidenta de uno de esos clubes. Una vicepresidenta con poder para decidir sobre los fichajes y responsable de la parte comercial del club. Una directiva que controla los derechos de imagen de los jugadores, que es ahora una parte vital, y que llega incluso a decidir el fichaje o no de un jugador.
Una figura que no existe porque parece que éste es un cargo, o una parcela, a la que no pueden acceder las mujeres.
Bueno, la única presidenta ha sido Teresa Rivero en el Rayo y fue algo peculiar. Es un mundo de hombres todavía y, aunque es una empresa, algunos puestos parecen aún inaccesibles. Es un sector masculino y es posible que, entre ellos, los hombres se entiendan mejor. Que una mujer encaje en este mundo del fútbol es complicado.
¿Usted encajaba?
La mayoría de veces era la única mujer en las reuniones y congresos y eso creaba algunas suspicacias. En mi caso era muy joven y sí he percibido que algunos se extrañaban de por qué estaba ahí. En la reuniones, cuando demostraba que sabía de qué hablaba, ya cambiaban pero la primera impresión era, digamos, complicada.
¿Se sentía «Once contra Una» que es el título de su libro?
Tengo pocas quejas, pero he notado ciertas sorpresas y prejuicios hacia mi.
¿Tenía que demostrar más que otros compañeros para que la valoraran?
Sí.
En el Valencia ¿se sintió valorada?
No sé. Sentía que tenía que demostrar mucho más que los demás. La presión era enorme. Manolo Llorente me dio la oportunidad pero yo tenía que demostrar de forma superlativa que conmigo no se había equivocado. En el Valencia nunca había habido una mujer en ese puesto y eso era para mi una losa.
Hace tres años que acabó de escribir el libro. Si no me equivoco lo hacia cuando llegaba de trabajar en el club.
Más o menos coincidió con mi época de responsable de patrocinios.
Habla, en la novela que hoy presenta, de la compra del club por parte de un sospechoso grupo inversor con inversiones turbias. ¿Se inspiró en Dalport?
Sí, pero es una ficción.
En el prólogo dice que los intereses personales están por encima del club
Hilas demasiado fino, eh. Lo he visto, pero no me refiero a nada en concreto. En la novela no se personaliza.
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