Los caprichos del DNI
El carné de identidad con el número 1 se le adjudicó a Franco hace 70 años. Las cifras que van del 10 al 99 están reservadas a la Familia Real
La atribución a la Infanta Cristina de unas propiedades por un baile en los números de los carnés de identidad de sus verdaderos dueños ha sacado a la luz una de las muchas curiosidades que hay alrededor del DNI: los reservados a los miembros de la Familia Real no pasan de las dos cifras. Al ahora Rey y a sus descendientes, en efecto, se les asignaron los números que van del 10 al 99 en un gesto que dice mucho de las esperanzas que tenían puestas los burócratas franquistas en su capacidad de formar una amplia familia. A su jefe ya le veían venir, así que le adjudicaron un cupo más modesto: del 1 al 9. El 1 se lo adjudicó al propio Francisco Franco, el 2 fue para su mujer, Carmen Polo, y el 3 para su hija María del Carmen. Los que restan hasta el 9 se quedaron sin dueño.
El DNI fue ideado por el régimen en plena posguerra con la idea de ejercer un mayor control sobre la población. Estaba inspirado en la orden del Gobierno de Vichy que hizo obligatoria la carta de identidad para todos los franceses a partir de 1943. Los colaboracionistas del país vecino seguían al pie de la letra las instrucciones de los nazis en su obsesión por clasificar las poblaciones de los países ocupados y de este modo facilitar la identificación de los judíos. Al general Franco y su camarilla, entonces fascinados por la eficiente maquinaria administrativa hitleriana, les pareció una buena idea, así que en marzo de 1944 un decreto desarrollaba las bases para la implantación del documento nacional de identidad. Hubo que esperar hasta 1951 para que empezasen a expedirse los primeros. España acababa de salir de una guerra y la penuria era extrema. Los funcionarios se desplazaban de pueblo en pueblo, muchas veces a lomos de burros, y reunían a sus habitantes por medio de pregoneros. En zonas rurales muchos carecían de documento, así que había que juntar a varios testigos, generalmente el cura o el alcalde, para que diesen fe de su identidad. Los archivos parroquiales desempeñaron un papel fundamental en el proceso.
Sin número 13
El hecho de que los primeros colectivos obligados a sacarse el DNI fuesen los presos y los que estaban en libertad vigilada da una idea de la vocación coercitiva de la medida. Les siguieron los varones que por su profesión tenían que desplazarse con frecuencia y los vecinos masculinos de las ciudades más pobladas. Al Rey se le adjudicó el carné de identidad con el número 10 cuando aún era un estudiante que vivía a medio camino entre Estoril y España, y que todavía no tenía claro cuál iba a ser su destino. Tras su boda y la posterior proclamación de la pareja como Príncipes de Asturias, a doña Sofía le correspondió el 11. Luego vendrían las Infantas Elena (12) y Cristina (14). El 13 -¿superstición?- fue descartado y se quedó vacante. El siguiente en la lista fue Felipe de Borbón, que lleva el número 15. A sus hijas les correspondió el 16 (Infanta Leonor) y el 17 (Infanta Sofía).
En contra de una creencia bastante extendida, tener un número de identidad bajo no significa que se haya heredado el de una persona fallecida. Desde la Unidad de Documentación de la Policía Nacional explican que los guarismos se otorgan por lotes a cada equipo de expedición de DNI. Cada ciudadano estrena número y lo mantiene incluso en los procedimientos legales en los que puede quedar incurso después de su fallecimiento. «Es personal, intransferible y perpetuo», dice un portavoz policial.
El DNI ha tenido hasta siete formatos diferentes desde su implantación en 1951. En sus primeras etapas establecía una clasificación en función de la situación económica de su titular. Había ciudadanos de primera, de segunda y de tercera, además de «pobres de solemnidad» a los que no se les cobraba por la cédula El más duradero de los documentos fue el que estuvo en vigor entre 1965 y 1980, de color azul y presidido por el águila imperial que simbolizaba la España franquista. A partir de 2006 se implantó el DNI electrónico, dotado de un chip para las gestiones que se realizan a través de sistemas informáticos. A día de hoy se han expedido más de 60 millones de carnés con sus correspondientes números, lo que significa que quedan otros 40 millones disponibles hasta que se agoten las posibilidades de combinar -99.999.999- que brindan las ocho cifras de la numeración.
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