El ascensor donde murió un hombre no tenía alarma conectada a la central
La empresa de mantenimiento del aparato alertó a los vecinos de que debían contratar el servicio de línea telefónica
Alberto Gracia, de 51 años de edad, murió de un infarto tras pasar más de tres horas atrapado en el ascensor de un edificio de Valencia. Su fallecimiento, el pasado 24 de agosto, se convirtió en uno de los sucesos del verano por el trágico desenlace y por algunas circunstancias que rodearon la muerte.
La familia de la víctima se ha personado en la investigación judicial, todavía en una fase muy inicial, para exigir responsabilidades. Sus allegado creen que Gracia pudo sufrir EL infarto por la situación de angustia que padeció al quedarse encerrado durante un periodo tan prolongado. El juzgado de Instrucción número 3 de Valencia se ha hecho cargo del asunto. Una de las primeras diligencias fue solicitar un informe a la empresa encargada del mantenimiento del aparato.
La compañía respondió recientemente. El escrito recoge que, tras el suceso, un organismo de la Conselleria de Infraestructuras realizó una inspección sin que se detectaran anomalías. Además, el ascensor había superado una revisión por un técnico de la citada empresa el pasado 14 de agosto, apenas diez días antes del suceso. Tampoco entonces se localizó ningún problema.
Mecanismos de alarma
La empresa, en su informe, dedica un apartado especial para explicar los mecanismos de alarma. La alerta sonora «funcionaba correctamente». Aparte existía un sistema de comunicación bidireccional. Esto permite que se establezca una conexión desde la cabina con una central de avisos. Estaba instalado, pero no cumplía su cometido. El motivo es que no se había contratado un servicio con una compañía telefónica. El equivalente sería como tener un teléfono en casa pero sin la correspondiente línea telefónica. El escrito de la compañía insiste en este punto y desvía la supuesta responsabilidad hacia la comunidad de propietarios del número 11 de la calle Poeta Altet, en el distrito de Benimaclet.
La firma aclara al instructor que informaron «puntualmente» a la comunidad de propietarios de la «necesidad» de contratar el suministro de línea. Además, añade que en las últimas inspecciones de los organismos de control «se otorgaba a la comunidad un plazo determinado» para contratar el servicio. El documento no aclara si los vecinos incumplieron los plazos. Esta será una cuestión clave para que el abogado de la familia, Mario Gil, encamine las acciones judiciales.
No es el único aspecto relevante del informe que presenta la compañía. En su último punto contesta la petición del juez de obtener una explicación técnica a cómo se pudo detener el elevador entre dos plantas. Los técnicos no pudieron concretar las causas. Y es en este punto donde aporta otro dato significativo. La compañía recibió un aviso el día de los hechos a las 18.48 horas «fuera del horario de atención contratado por la comunidad de propietarios». No obstante, precisa que la persona que da la alerta no informa en ningún momento de que se encuentre un vecino atrapado en el habitáculo.
LAS PROVINCIAS informó en su día que el 112 había recibido una llamada de un vecino en la que informaba de que un residente estaba encerrado. No obstante, pudo tratarse de comunicaciones diferentes.
Unas huellas halladas en el panel de los botones y la puerta indican que la víctima, que regresaba de dar un paseo con su perro, accionó presuntamente el pulsador de emergencia para pedir auxilio, pero muchos de los pisos estaban vacíos por el éxodo vacacional. Los pocos vecinos que permanecían en sus viviendas aseguraron en su día que no oyeron el timbre ni gritos.
Los bomberos recibieron el aviso sobre las 19.37 horas cuando un vecino se percató de que un hombre se encontraba atrapado. Una vez liberado, los funcionarios municipales y el médico del SAMU realizaron maniobras de reanimación a la víctima. Nada se pudo hacer ya por su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario