¿GANAMOS MÁS, GASTAMOS MUCHO MÁS?
Por qué no llegas a fin de mes (si eres de clase media)
Los avances tecnológicos están alterando radicalmente el mundo profesional al asegurar una productividad creciente con menos mano de obra, asegura David H. Autor, profesor de economía en el MIT (Massachusetts Institute of Technology) y David Dorn, professor de economía en el madrileño Centro de Estudios Monetarios y Financieros, en un artículo publicado en The New York Times.
Así ocurre en Estados Unidos donde, a pesar de haberse perdido en los últimos tiempos dos millones de puestos de trabajo, la productividad ha seguido creciendo. E igual ha sucedido en España: según el Observatorio Económico de BBVA Research, nuestro país ha registrado el mayor incremento de competitividad de la Eurozona desde 2008, un 11%.
Ganadores y perdedores
En este nuevo contexto, quienes peor lo están pasando son las clases medias, porque son sus empleos los que están desapareciendo. Según señalan Autor y Dorn, en la medida en que con las nuevas tecnologías resulta mucho más fácil y barato realizar operaciones rutinarias, como organizar, almacenar, recuperar y manipular la información, muchos empleos (“los relacionados con la contabilidad, el trabajo de oficina, la producción y el empleo repetitivo de calidad”) pierden su sentido y desaparecen, obligando a los trabajadores a reciclarse.
El problema es dónde hacerlo, porque sólo parecen existir dos velocidades, como explicaRichard Florida en su teoría de las clases creativas. Autor y Dorn se adhieren a esa visión, señalando que aquellos que desarrollan con éxito esas tareas abstractas que requieren intuición, persuasión y creatividad en la resolución de problemas están obteniendo elevadas remuneraciones. Hay profesiones, como el derecho, la medicina, la ciencia, la ingeniería, la publicidad y el diseño, detentadas por personas con altos niveles de educación, gran capacidad de análisis, y que saben beneficiarse de equipos que facilitan la transmisión, la organización y el procesamiento de información, que están viviendo un gran momento.
Además, siguen necesitándose trabajadores manuales que operen en el sector servicios, que suelen ser los más requeridos en número. El problema no reside en esos dos estratos, sino en el de los que están situados en el medio, que han perdido gran parte de sus opciones laborales.
Nuevos productos, nuevos servicios
Las nuevas tecnologías, por tanto, estarían contribuyendo en gran medida a la polarización laboral, repartiendo el mercado entre los empleados de alta cualificación, destinados a la toma de decisiones, y una gran masa de trabajadores manuales que las ejecutan o que prestan servicios a las capas altas.
Lo cual no siempre viene mal, ya que eso es lo que nos ayudará a reinventarnos, aseguran los expertos. No debemos tener miedo a los cambios, ya que siempre acaba apareciendo una salida. Según los autores del artículo, van a surgir nuevos productos y servicios que harán que aumente el producto interior bruto y que generarán una notable demanda de empleo. Los sectores que hoy están en auge no son los mismos que hace cuarenta años y lo mismo ocurrirá en el futuro. Acabará naciendo una nueva clase media en España, como ha surgido en América Latina porque el cambio tecnológico es parte de los ciclos del capitalismo y suele reordenar las posiciones del campo laboral, pero no las destruye. Así, quien sepa reinventarse encontrará un futuro mejor con rapidez. Cuando eso ocurra, surgirán nuevos trabajos, y con ellos, nuevas capas intermedias que estabilizarán la sociedad.
Sin embargo, las cosas son más complejas, por varias razones. La dualización del mundo laboral no es un fenómeno que se dé únicamente a partir de la diferencia entre sectores profesionales de alto valor añadido y trabajo manual convertido encommodity. Las transformaciones del mundo laboral son mucho más confusas, ya que dentro de esos sectores favorecidos, desde el derecho hasta la consultoría pasando por la arquitectura o la medicina, también están apareciendo bolsas de notable precariedad y empleos con salarios ridículos. Además, una buena formación, aun necesaria, ya no garantiza el éxito, y aún menos lo hará en el futuro.
La desigualdad social está aumentando no sólo porque cada vez el mundo esté más dividido entre dos clases de trabajos, sino porque muchos de ellos no ofrecen los recursos necesarios para la subsistencia. Prácticamente una cuarta parte de los puestos de trabajo en los Estados Unidos se remuneran por debajo del umbral de la pobreza, y eso que hablamos de una zona geográfica especialmente favorecida en cuanto a nivel de vida.
Ganas más, gastas mucho más
En segundo lugar, la presión sobre la clase media no sólo proviene de la escasez de empleos o desde retribuciones más débiles. Como señala la profesora de la Harvard Law School Elizabeth Warren cuando compara las capas medias estadounidenses de 1970 con las actuales, su situación económica se ha empobrecido notablemente a pesar de que en aquella época solía entrar en el hogar un solo sueldo, el del varón, mientras que ahora es mucho más frecuente que se ingresen dos salarios. Las familias de ahora ganan más, pero también han de afrontar mayores gastos, como los destinados al cuidado y crianza de los niños o a la atención de personas mayores que mitigan el teórico aumento de poder adquisitivo. Asimismo, la tendencia a escapar del núcleo urbano que les ha permitido acceder a viviendas más baratas y a una mayor calidad de vida, también ha generado que se gaste más en la adquisición y mantenimiento de medios de transporte.
No obstante, la idea socialmente más extendida es que si la clase media gasta más es también porque lo hace de manera innecesaria,dejándose sus recursos en objetos superfluos y ostentosos, desde la pantalla de plasma al móvil de última generación. Warren afirma que la mayor parte de sus ingresos se destinan a esos gastos fijos que nos aseguran un vida digna. Pagamos más por la vivienda, por el agua, la luz o por el gas, pero también por la sanidad y por la educación. Y a menudo con una contraprestación muy pobre: la gente se gasta más en formación que hace treinta años y obtiene a cambio muchas menos probabilidades de que le sea útil.
En definitiva, el nivel de vida está decreciendo porque las cosas necesarias cuestan mucho más. Y no es un diagnóstico que sea sólo aplicable al ámbito estadounidense. Según un informe de la OCU, emitido una década después de la sustitución de la peseta por el euro, la subida de los precios en España había sido notable mientras que los sueldos permanecían en un nivel similar al de diez años antes.
El pan era un 85% más caro en 2011 que en septiembre de 2001, mientras que los huevos habían pasado de costar 0,07 euros la unidad en enero de 2002 (con el cambio a euros ya operado) a 0,15, la leche de 0,60 euros el litro a 0,89, el arroz de 1 euro el kilo a 1,45, el libro del aceite de oliva de 2,1 a 2,8, la carne de vaca de 7,70 euros el kilo a 10,50, y las patatas de 0,32 euros el kilo a 0,69, una subida del 116%. Además, a finales de 2011, la vivienda era un 66% más cara, el tren un 45%, el autobús un 48% y los carburantes un 82% más. Y eso era hace dos años…. En resumen, que si la clase media no llega a final de mes bien puede ser por esto:
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