En vísperas del segundo aniversario de la desaparición de los niños Ruth y José, el TSJA sigue indagando para resolver el recurso contra la sentencia condenatoria de José Bretón, en la que alegó “violación de derechos fundamentales" y afirmaba que sus hijos "estaban perdidos". Pero ya nadie le cree. Ni siquiera en la cárcel de Villena, Alicante, donde ha sido trasladado este fin de semana, tras los “múltiples problemas” que ha provocado en la prisión de Alcolea de Córdoba.
Las últimas revueltas han motivado que la Dirección General de Instituciones Penitenciarias solicitara de manera urgente su traslado al centro de Villena, donde ya le han aplicado el primer grado. Según ha podido saber El Confidencial, una de las últimas 'broncas' del condenado a 40 años de cárcel por el asesinato de sus dos hijos fue en el comedor del recinto penitenciario. “Bretón se puso hecho una furia y dijo que le quitaran a otro preso de su mesa porque no podía soportar el ruido que hacía con la mandíbula al comer". “Que me quiten a este tío de mi vista, que masca la comida y es insoportable y me va a perder...”, dijo.
Desde que llegó al centro penitenciario de Alcolea, Bretón ha estado en el módulo de ingresos bajo vigilancia de presos, por pertenecer al programa antisuicidio. Según explicaron sus compañeros en el juicio, su actitud ha sido “extremadamente altanera”. Desde un principio, los presos no soportaron a ese Bretón entre rejas que no se cansaba de repetirles, por activa y por pasiva, “que no era como ellos” y “que estaba allí circunstancialmente”. 
El forense etxeberria asegura que los restos de la hoguera son de origen humanoSus compañeros le han definido “como manipulador obsesivo, autoritario cambiante y controlador”, según consta en varios informes remitidos a sus superiores. Se han quejado de “aguantar el menosprecio que, a diario, le tenían que aguantar" y “de un comportamiento grosero, alardeando de su superioridad intelectual”. Cuando ya la situación se ha hecho insostenible, se ha decidido el traslado. El sábado, sin más explicaciones, un funcionario comunicó a Bretón que en media hora partía para Villena en un furgón policial.
Control más estricto
Una vez en el nuevo recinto penitenciario, se le explicó que se le iba a aplicar el primer grado. José Bretón se mostró contrariado. Y desde la prisión dicen que no se sabe cómo asumirá el hecho de estar a partir de ahora sometido a nuevas normas. El primer grado penitenciario es un régimen cerrado, en el que Bretón tendrá que responder a unas medidas de control y seguridad más restrictivas.
Es un tipo de régimen que se aplica a determinados reclusos debido a "su peligrosidad extrema o manifiesta inadaptación a los regímenes ordinario y abierto, y a los preventivos en quienes concurran estas circunstancias", según figura en el reglamento penitenciario. En el caso concreto de José Bretón, tendrá limitadas las salidas al patio a tres horas al día y diariamente será sometido a cacheos y a registros de su celda individual, donde las actividades están limitadas. 
La adopción de estas medidas coincide en el tiempo con el segundo aniversario de la desaparición de Ruth y José. El martes se cumplen dos años del día en que Córdoba se estremeció con un procedimiento que después conmocionó a toda España. Hay quien establece similitudes entre la desaparición de los hijos de Bretón con el suceso de Asunta Basterra, la niña cuyo cadáver fue encontrado en una pista forestal en Galicia, muerte que ha llevado a prisión a sus padres, imputados por homicidio. Una coincidencia mediática. José Bretón sigue empeñado en seguir contando a sus nuevos compañeros de celda en Villena: “Mis hijos siguen perdidos... ojalá y les encuentren pronto”.