lunes, 11 de noviembre de 2013

Decálogo para convertir a un hijo en un delincuente

Decálogo para convertir a un hijo en un delincuente

El magistrado Emilio Calatayud demanda en Valencia «un pacto social y político para proteger a los niños de los muchos peligros de nuestra era»

Con su ya célebre llaneza y gracejo andaluz, el juez de menores Emilio Calatayud abordó el viernes en Valencia las claves de la educación y los problemas de los chavales con los que lidia en su juzgado. Internet, que calificó de «una droga para los niños», la marihuana, el botellón, las precoces relaciones sexuales, los derechos y obligaciones y sus medidas ejemplares para encauzarlos («el que la hace, la paga») encadenaron sus reflexiones en una ponencia organizada por el grupo empresarial Beta.
Con un divertido sentido común que apoya en sus experiencias profesionales, Calatayud pidió a las autoridades ser más combativas con el botellón. «Yo no encuentro un sitio donde pueda hacerme un cigarrito y, sin embargo, hay por ahí ayuntamientos organizando macrobotellones». El padre 'colega', advirtió, «es un peligroso error». «Si yo me hago amigo de mi hijo, mi hijo se queda huérfano», expuso.
Decálogo para convertir a un hijo en un delincuente

Calatayud no comprende por qué «si hay móviles sin internet para 'viejetes' no se los damos también así a los chavales». Según criticó, «no es de recibo que los adolescentes lleven aparatos de última generación. Luego se me llena el juzgado de casos de pornografía infantil, delitos contra su intimidad, coacciones, acoso, chiquillas destrozadas...».
Internet, dijo, «debe estar en el ordenador del salón, para que la familia lo controle» y, si alguno se empeña en tener un PC en su cuarto, «que se pueda escribir, cortar, pegar, imprimir y poco más», aconsejó el juez de Granada. Abandonar a los menores a su suerte en la red «acaba generando niños autistas».
El magistrado alerta de que crece el maltrato a padres en familias de clase media y alta y demanda «un pacto social y político para proteger a los más jóvenes de los peligros de nuestra era». Su 'decálogo para convertir a un hijo en delincuente' resume los principales errores de los padres a la hora de educar.
Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que le pida y así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
No se preocupe de su educación ética o espiritual. Espere a que sea mayor para que decida.
Cuando diga palabrotas o insultos, ríase. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle traumas o complejos de culpabilidad
Recoja todo lo que él deje tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes... Hágaselo todo. De este modo se acostumbrará a cargar su responsabilidad sobre los demás.
Déjele leer y ver todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
Discuta y riña con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
Dele todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para poder disponer de él es necesario trabajar.
Satisfaga todos sus deseos, caprichos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que lo de verdad quieren es fastidiarlo.

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