El plan de viabilidad de la Fundación prioriza que el Consell vuelva a avalar y Bankia refinancie los dos préstamos.
El futuro del Valencia empieza a escribirse esta semana. Amadeo Salvo y Aurelio Martínez, próximos presidentes del club y de su Fundación respectivamente, presentarán a la Generalitat antes del viernes el plan de viabilidad que pretende rescatar tanto a la sociedad deportiva como a la entidad tenedora de la mayoría accionarial.
Tres son las líneas maestras del documento diseñado por el núcleo duro del nuevo patronato. La primera, innegociable para Bankia, es que el Consell asuma su condición de avalista del crédito concedido a la entidad bajo la presidencia de Társilo Piles. Si Císcar no modifica su discurso, hasta ahora evasivo, ya puede olvidarse de la refinanciación a largo plazo de la deuda.
Ese es precisamente el segundo punto del plan. Una vez deshecho el nudo político, llegará la hora de definir el nuevo calendario de pagos a 15 años. Ambos préstamos, el de 200 millones al Valencia y el de 81 a la Fundación, se gestionarán de forma conjunta, con un interés fijado en tres puntos por encima del euríbor, que a su vez estaba ayer en el 0,525%. Son las mismas condiciones que tenía pactadas Manuel Llorente antes de que la sentencia que anuló el aval del Consell condujera a Bankia a congelar el acuerdo con el ya expresidente blanquinegro.
Pero la decisión más llamativa afectará al nuevo estadio, cuyas obras llevan cuatro años y medio paradas por falta de dinero. El Valencia sabe que su supervivencia pasa por concluir el nuevo Mestalla, única vía para vender las parcelas donde se asienta el viejo. Por eso Amadeo Salvo convocará un concurso público con una sola premisa: quien pague las obras se queda con la gestión comercial del campo durante un periodo de tiempo negociable.
Arena, interesada
En este sentido, ya hay mucho terreno ganado. Los nuevos gestores del club mantienen conversaciones avanzadas con la empresa Arena, interesada en la idea. De hecho, cabe recordar que en junio de 2006 fue precisamente una maqueta de esta firma la que ganó el concurso convocado por Juan Soler para elegir el diseño del nuevo campo. Sin embargo, el entonces presidente decidió luego modificar todo el proyecto por considerarlo excesivamente austero.
Uno de los puntos que habrá que definir es qué recibe la empresa seleccionada a cambio de pagar los 145 millones necesarios para concluir las obras. La idea del Valencia es que sólo entre en el acuerdo la gestión comercial del estadio, salvando todo el resto de ingresos vinculados a patrocinios y publicidad.
Al margen de Arena, se ha mantenido contactos superficiales con otras empresas que van más allá e incluso querrían asumir la gestión global de todo el estadio, de modo que organizarían en el mismo otras competiciones deportivas o eventos lúdicos alternativos. La intención es que los nuevos gestores, una vez sean investidos en la junta general del 4 de junio, convoquen el concurso cuanto antes, siempre bajo la supervisión de la Fundación.
Aunque de momento Aurelio Martínez sólo ha mantenido dos reuniones con Bankia, una en Madrid y otra en Valencia, ambas básicamente de cortesía ante el vacío de poder que vive la Fundación, el plan de viabilidad cuenta con todas las bendiciones del banco.
Una vez dé también su visto bueno el Consell, que desde la salida de Varona no ha vuelto a mover ficha en relación con el Valencia, llegará la otra patata caliente para Amadeo Salvo y Aurelio Martínez. ¿Cómo sortear la asistencia financiera? Hay muchas ideas sobre la mesa, pero queda enfocar la foto. El tándem directivo juega con la tesis de que todo aquello que sea pagar a la Fundación a cambio de un servicio prestado no sería ilegal. Una de las principales bazas pasaría por la gestión del fútbol base. Si actualmente la Fundación la efectúa con 1,7 millones, habría que elevar notablemente esa cantidad. También se ha hablado de que obtenga ingresos a partir del futuro museo valencianista.
Lo que los nuevos directivos ya saben que no pueden hacer es desviar dinero del club a su matriz sin una justificación. Bajo este epígrafe se englobarían algunas fórmulas que, según otras fuentes próximas a la negociación, han estado o están sobre la mesa. Es el caso de pagar un plus a los agentes, en cada operación de compra o venta de jugadores, para que éstos a su vez lo ingresen en la Fundación, o el de inyectar en la cuenta del máximo accionista un porcentaje de los ingresos por patrocinadores. Dichas vías, según la versión oficial, están descartadas, aunque hay fuentes que aseguran que siguen bajo estudio.
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