Una de las tres víctimas del maratón
Richard nunca pudo abrazar a su padre
Richard Martin estaba en la línea de meta esperando para estrechar a su padre con un abrazo. Pero nunca lo pudo hacer.
El pequeño, de tan sólo ocho años de edad, es una de las tres personas que han fallecido después de que dos explosiones sacudieran el maratón de Boston. El niño murió tras ser alcanzado por las bombas que estaban colocadas en los cubos de basura.
Richard estaba esperando junto a su madre y sus hermanos a que su padre, William, completase el maratón, según ha informado el 'Boston Globe'. El drama ha golpeado duramente a esta familia. Su hermana, de seis años, ha perdido una pierna y la madre se encuentra gravemente herida, por lo que tuvo que ser operada en la noche del lunes.
Los tres se encontraban en la recta final del maratón cuando se produjo la explosión, según relatan el diario 'Boston Globe' y la televisión CNN.
La familia vive en un suburbio de Boston Dorchester, donde el padre de Martin, apodado Bill, es conocido como un líder popular de la comunidad. El padre, que participaba en la carrera, salió ileso de los ataques.
Tiene 78 años
Bill Iffrig, icono del maratón de Boston
Muchas veces las primeras fotos de una desgracia crean héroes o víctimas anónimas que expresan la magnitud de lo ocurrido. Eso es lo que le ha pasado a Bill Iffrig, un corredor de 78 años que participaba por tercera vez en el maratón en Boston.
Había estado entrenando duro para llegar a la meta en el menor tiempo posible, pero no contó con las bombas que lo hicieron caer al suelo y convertirse en icono de lo ocurrido.
Este ciudadano de Lake Stevens aseguró a 'The Herald of Everett' que escuchó un ruido fortísimo que lo tiró a tierra directamente. "Ocurrió sólo a cinco pies (1,5 metros) de mí y fue realmente estruendoso".
Iffrig sufrió una herida en la rodilla y un trabajador del maratón tuvo que ayudarlo a levantarse para salir de la zona. De hecho, Bill fue uno de los corredores que se encontraban más próximos al lugar de las bombas.
Pero sus heridas físicas eran sólo superficiales. Por eso, cuando pudo cruzar la línea de meta, continuó caminando casi medio kilómetro más para llegar a su hotel donde fue consciente de lo "cerca" que había estado de las bombas y de la experiencia "aterradora" que acababa de vivir.
Su hijo, Mark Iffrig, de Seattle, explicó a Associated Press que él había seguido la carrera de su padre online y no se dio cuenta de lo que había ocurrido hasta que vio en Facebook un mensaje sobre la explosión. Rápidamente encendió la televisión y llamo a Bill.
"Es horrible. Él dice que la explosión ha causado mucha conmoción. Estaba un poco aturdido y alguien lo ayudó", aclaró Mark, añadiendo quereconoció a su padre a través de una foto que distribuyó el periódico 'Boston Globe' con Bill en tierra y rodeado de policías y voluntarios de la carrera. "Estaba a apenas 10 pies (tres metros) de la línea de meta".
Iffrig aclaró que su padre es un experimentado corredor que ha participado en muchos maratones. "Es un supercorredor. Corre mucho y muy rápido".
No hay comentarios:
Publicar un comentario