Los Alcántara se separan… por culpa del PSOE
“A veces no se ven las cosas que se buscan. Ahora, ten mucho cuidado, porque el que rasca encuentra”
También es mala suerte que el acontecimiento más dramático de cuantos se han vivido en ‘Cuéntame’ se produzca la misma noche en que el PSOE ganó sus primeras elecciones en España. También es casualidad que los Alcántara se separasen el día en que Felipe González llegó al poder. Cómo para olvidar la fecha de marras. Anda que no había más noches para romper lo más sólido que existía hasta ahora en televisión (junto con la pareja de hecho de Jordi Hurtado y Juanjo Cardenal). Habrá quien sea mal pensado, haga asociaciones y deduzca que el partido socialista provocó la debacle de todo, hasta de lo más sagrado, como es el matrimonio de los Alcántara. Los del programa ‘Corazón’ ya lo insinuaron: “La familia Alcántara vive momentos tensos y enrarecidos debido a la infidelidad de Antonio, un auténtico terremoto emocional que coincide con la llegada del PSOE al poder en la España de 1982”.
Y es que los de ‘Cuéntame’ deben andarse con ojo con estas cosas porque enseguida se presenta alguien para reprobarles que manipulan o tergiversan. Hasta hace unos días circulaba el rumor de que desde el Gobierno se había pedido a los guionistas que disimulasen en sus tramas lo aplastante que fue la victoria de Felipe González en el 82. Tuvo que salir la productora a desmentir la información y a asegurar que nunca nadie les había dado directrices ideológicas. No es la primera vez que ocurre. Cuando la serie comenzó, en 2001, se le acusó de representar que en el franquismo no se vivía tan mal. Más adelante, con Zapatero en la Moncloa, se recriminaba a la ficción estar al servicio de las ideas socialistas. Nunca se ha librado de la sospecha.
Sea como sea, en ‘Cuéntame’ la fecha del 28 de octubre de 1982 se recordará como la que Mercedes descubrió la infidelidad de Antonio y lo echó de casa. Me cago en la leche Merche. Esto es como si se hace coincidir la victoria socialista con la muerte de Chanquete. Eso no lo deja de relacionar ya nadie. Y pesa como una losa.
Porque la separación de los Alcántara será rememorada como lo es el fallecimiento del pescador de ‘Verano azul’. O el de Marcial, el ayudante de Emilio Aragón en ‘Médico de familia’. O, más recientemente, el del Duque en ‘Sin tetas no hay paraíso’. Hay acontecimientos televisivos que se quedan instalados en nuestra memoria, para bien y para mal, para siempre: el primer beso de Lola y Ramón en ‘Anillos de oro’, la última guardia de ‘Farmacia de guardia’, la boda de Nacho y Alicia en ‘Médico de familia’, la caída por la ventana de Paloma en ‘Aquí no hay quien viva’ o el descubrimiento de quién era la asesina de ‘Motivos personales’, por ejemplo.
Lo de los Alcántara es un DRAMA. Con todas las letras. Y muchos espectadores tardarán en recuperarse. Porque, como unos cuantos indicaban a través de las redes sociales la semana pasada (cuando se cometió la infidelidad) y ésta (al ser descubierta por Mercedes), el suceso es más impactante que cerciorar que los niños no vienen de París y los Reyes Magos no son Melchor, Gaspar y Baltasar.‘Cuéntame’ ha roto nuestra inocencia.
Y es justo reconocer que lo hizo con un episodio bien planteado e interpretado, con unas moderadas dosis de tensión repartidas a lo largo de todo el capítulo para que el espectador se pasase una hora temiendo que en cualquier momento iba a estallar el conflicto. Y el caso es que tardó en explotar. Y casi que, cuando lo hizo, el público estaba tan nervioso que se liberó.
El realizador Óscar Aibar (‘Atolladero’, ‘El gran Vázquez’) situó la trama en la sede del CDS para plantear una especie de símil entre el partido político y el matrimonio de los Alcántara. Ambos están seriamente dañados y pasan sus últimas horas contemplando cómo se rompe todo por lo que lucharon durante años. Antonio y Mercedes estaban tan distanciados como los electores lo estuvieron de Suárez en octubre de 1982. Los guionistas fueron tejiendo una tela de araña para que los protagonistas del triangulo amoroso se encontrasen y se fueran enfrentando en diferentes secuencias. La de Mercedes y Paz en el baño, mientras la una le limpia la camisa a la otra, fue antológica. A Ana Duato hay que aplaudirle el trabajo de contención realizado, acorde con el siempre efectivo de Imanol Arias y con el más que correcto de Ariadna Gil. Vaya papelón el de ésta, que se ha inmiscuido en el amor de los Alcántara. Que se prepare para recibir algún insulto por la calle. La tragedia se fue mascando durante más de una hora hasta el culmen del capítulo, cuando Mercedes, en presencia de su madre, le pide a Antonio que se vaya, que salga de la casa. Y éste lo dice todo con una mirada, que encerraba miedo, resignación y arrepentimiento.
Doña Herminia pregunta casi retóricamente “¿Qué ocurre?”. Como si no lo supiese. Las madres lo saben todo y ésta más que ninguna. Al fin y al cabo, como quien no quiere la cosa, es la que se encarga al principio del capítulo de abrir los ojos de su hija. “Está muy raro Antonio”, dice la abuela. Y no se conforma con ninguna de las excusas que le pone Mercedes. “A mí me parece que no tiene mucho que ver con la política lo que le pasa”, “se ha metido en muchos líos con tanto ir y venir”, “que Dios me perdone pero no se habrá echado una…”, va soltando. Hasta se atreve a interesarse por si ellos aún… No tiene peligro ni nada doña Herminia.
Si hubiese que reprochar algo al capítulo quizá serían las excesivas menciones que hacen otros personajes a los divorcios de otros en comparación con la supuesta estabilidad de los Alcántara. Lo señala Wanda y más tarde el médico que va a visitar a la pequeña de la familia, enferma, en mitad de la noche. Y tal vez la elección musical del final, el “Todo cambia” de Mercedes Sosa, resultó demasiado evidente. Tal vez.
Bueno y luego está lo de Felipe…
Pero de eso no hablemos. Todo eso es secundario teniendo en cuenta que una de las parejas referentes de los españoles se separa. España está en shock. Veremos cómo arreglan esto. Ya me veo que hay que recurrir al propio Felipe González para que se acerque al barrio de San Genaro como cuando Isabel Gemio viajaba por el país en caravana. Porque al Gobierno no creo que podamos pedirle explicaciones al respecto. Echarán la culpa a la herencia recibida. Que cuando ellos llegaron los Alcántara ya estaban en crisis.
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