Este miércoles cumplirá 83 años y su estado, teniendo en cuenta el Alzheimer que padece, parece bueno. Carmen Sevilla sigue siendo una de las grandes estrellas de nuestro cine y televisión y celebrará su cumpleaños en la más estricta intimidad, rodeada de aquellos que mantienen  contacto con ella y viven el día a día del mal del olvido que acucia a uno de los personajes más entrañables del panorama nacional. “Todos los días procuro llamarla. Ella está bien dentro de su estado. Además sigue siendo tan cariñosa como siempre. Es imposible no quererla”, asegura a Vanitatis Moncho Ferrer, uno de sus amigos de toda la vida y alguien que se sigue preocupando, día tras día, de su estado de salud. La que fuese una de las mujeres más bellas del cine español se enfrenta a la desmemoria.
Un día, mientras grababa Cine de Barrio, Sevilla ya dio síntomas de su mal. En el plató estaban presentes personajes como la locutora y actriz Juana Ginzo. El diálogo con ella era difícil. “¿Te acuerdas de Luis Mariano?”, le decían. “¿Quién era?”, replicaba la presentadora del espacio. “Protagonizó contigo Violetas imperiales, Carmen”. La anécdota, confirmada a este portal por algunos de los que la presenciaron, fue uno de los detonantes que provocaron que la estrella tuviese que abandonar el espacio, que acabó presentando Concha Velasco desde 2009. Desde entonces, la información sobre ella ha ido menguando y sus apariciones en los medios, también. “Hace tiempo que no la veo. La llamé por teléfono y me atendió muy bien. Tiene momentos en los que te reconoce y otros en los que no”, asegura otro de sus buenos amigos, el periodista Javier de Montini, que se congratula de que la prensa española la trate con respeto.
A pesar de lo delicado de su enfermedad, Carmen se encuentra “bien y bien atendida” y, con frecuencia, se permite alguna salida callejera en compañía de Ferrer. “Ve mucho la televisión pero algunas tardes paseamos. Además también la llevamos a misa, a ver a un Cristo de la calle Ferraz que le gusta mucho”, asegura Ferrer, que también confirma a este portal que la actriz celebrará su cumpleaños rodeada del cariño de su hijo Augusto y de todos los que la quieren en la intimidad de su hogar. Todos aquellos que la admiraron un día saben que, tenga la edad que tenga y esté como esté,  sigue siendo una piedra angular en sus vidas. Para Montini, que la conoció nada menos que en 1961, en la plenitud de su belleza y de su talento, es “una de las grandes artistas de este país”. “Ella siempre me dejó formar parte de su vida privada. Es casi parte de mi familia y la quiero como tal”, asegura el veterano periodista.
Una carrera ganada a pulso
La Carmen folclórica, la actriz, la que coqueteó con el destape y se atrevió a acometer el reto que le proponía Valerio Lazarov, el de presentar elTelecupón, es un espejo en el que se han mirado muchos con más vanidad y menos talento que ella. Fue elegida la “más querida de España” y seguramente deba gran parte de ese calificativo al fallecido genio de la televisión, que le propuso hacerse cargo del programa del sorteo de la ONCE allá por 1990, cuando no era ella la olvidadiza sino un público ávido de nuevas caras. El cine ya la había tratado muy bien; mucho tiempo antes que la pequeña pantalla. Hija de Antonio García Padilla, debutó en aquel cine de cartón piedra de los estudios CIFESA en el que también triunfaban Aurora Bautista o la, por aquel entonces, jovencísima Sarita Montiel. El cine folclórico la reclamó en títulos como Violetas Imperiales o La fierecilla domada. Además, su belleza y su indudable carisma hicieron que pudiese trabajar al lado de genios como Nicholas Ray en Rey de Reyes, una de aquellas superproducciones con las que el productor Samuel Bronston intentaba convertir a España en un nuevo Hollywood.
Entre anuncios de electrodomésticos Phillips y canciones con marcado sabor cañí, la “Carmen de España” se casaba en 1961 con el compositor Augusto Algeró, del que se acabaría separando. Dicen que, tras un irregular matrimonio, pudo hablar mucho peor de él de lo que lo hizo, pero parece que a Carmen le costaba trabajo tener malas palabras para cualquiera. Con Vicente Patuel contrajo matrimonio en 1985 y con él estuvo la artista hasta que murió repentinamente en abril del año 2000. El empresario fue el que la llevó hasta una finca en Herrera del Duque en la que vivió un retiro temporal hasta queValerio Lazarov la acabó rescatando para hablar de sus ‘ovejitas’ y enamorar a un público cansado de juventud impostada y ávido de la naturalidad y los despistes que la artista les mostró. Aunque saliese al plató con zapatillas de casa o no supiese pronunciar aquel Walker Texas Ranger que ella convertía en un trabalenguas sevillano, el público no sólo le perdonaba sus errores sino que estos hacían que la quisieren más aún.
El cariño del público y de los suyos sigue en pie a sus casi 83 años. “Está muy bien atendida, a pesar de estar viviendo la misma enfermedad que su madre”, asegura de Montini. Esa enfermedad no le impedirá soplar las 83 velas de su tarta a la que probablemente haya olvidado que una vez fue ‘la novia de España’.