miércoles, 9 de octubre de 2013

La última conversación del Che Guevara con su captor, antes de ser ejecutado

La última conversación del Che Guevara con su captor, antes de ser ejecutado

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La última conversación del Che Guevara con su captor, antes de ser ejecutado

«Ernesto “Che” Guevara parece que ha sido herido y capturado por tropas del Ejército en un sangriento combate ocurrido a unos siete kilómetros al norte de la localidad de Higueras, en Bolivia», contaba ABC el 10 de octubre de 1967. El hombre que había llevado a cabo tamaña acción y que se convirtió en el encargado de vigilar allegendario guerrillero hasta entregarlo a sus superiores fue el entonces capitán Gary Prado Salmón.
La última conversación del Che Guevara con su captor, antes de ser ejecutado
ABC
El Che, tras ser ejecutado
Convertido en uno de los militares más respetados de la Fuerzas Armadas bolivianas, este exgeneral de 73 años ha contado en una entrevista realizada por la fundación Instituto Prisma, cómo fueron las últimas horas del Che bajo su cautiverio y las conversaciones que mantuvieron antes de quefuera ejecutado.
Prado Salmón, que tenía entonces 28 años y dirigía la compañía Ranger, era uno de los 1.500 hombres que el Ejército había destinado a combatir a la guerrilla de Guevara, que luchaba en la montaña y la selva para derrocar a la dictadura militar del general René Barrientos. «Los guerrilleros estaban deambulando en un territorio que no conocían, con actitudes rarísimas –cuenta el ex general–. El Che se pasaba horas cada día intentando que sus combatientes aprendieran quechua, en una zona donde se hablaba guarané. ¿De qué les iba a servir el quechua si los campesinos hablaban guarané o castellano?».

«¿Cómo le fue en África, Che?»

Fue posiblemente ese mismo desconocimiento del terreno el que le hizo fracasar un año y medio antes en el Congo, aunque el Che no parecía ser de la misma opinión a juzgar por las conversaciones con Prado Salmón: «Salió de África decepcionado porque no pudo hacer nada. Cuando estuvo prisionero conmigo, yo se lo pregunté: “¿Cómo le fue en África?”. Y él me contestó: “No, allá están colgados de los árboles todavía. Fueron problemas tribales de África, no ideológicos”».
La última conversación del Che Guevara con su captor, antes de ser ejecutado
ABC
Soldados trasladan el cadáver de Guevara
Tras fracasar en el Congo –«no hubo un solo rasgo de grandeza en esa retirada», escribió en su diario de 1965– Guevara se marchó a Boliviacon el objetivo de seguir apoyando a los movimientos revolucionarios más allá de Cuba. Pero fracasó una vez más; esta vez, por última.
«Al Che lo abandonaron. Fue un abandono total –asegura Prado Salmón–. Según las versiones que han circulado, el Che era muy incómodo en Cuba, por su actitud, un poco prepotente, violenta». El 8 de octubre de 1967, Guevara fue acorralado y herido de bala en su pierna izquierda durante el combate de Quebrada del Yuro. Prado Salmón y su compañía lo capturaron poco después, junto a otros guerrilleros bolivianos como Simeón Cuba, y lo trasladaron a La Higuera, donde fue recluido en la escuela.

«¿Qué ha venido a hacer a Bolivia?»

«A lo largo de las horas que estuvo bajo mi responsabilidad después de ser capturado, y hasta que lo entregué al comandante de la división, tuvimos varios episodios de conversación», cuenta el general ya retirado, quien debía ir «durante toda la noche, cada una o dos horas, a ver cómo estaba, qué necesitaba, y a darle cigarros, café, comida».
Fue en esos encuentros en los que Prado Salmón aprovechó para hacerle algunas preguntas, en una conversación que, según el exgeneral, transcurrió tranquila y con alusiones a Fidel:
Prado Salmón: «¿Qué ha venido a hacer a Bolivia?, ¿no supo usted que habíamos tenido ya una revolución acá y ya hicimos la reforma agraria?».
Che: «Sí, lo supe. Ya había venido yo aquí… estuve en Bolivia en el 53. Pero había mucho que hacer».
Prado Salmón: «Claro, pero déjenos hacer a nosotros. Una cosa que no nos gusta es que nos vengan a decir de afuera lo que tenemos que hacer».
Che: «Sí, tal vez nos equivocamos».
Prado Salmón: «Bueno, pero, ¿quién tomó la decisión de venir a Bolivia? ¿Usted?».
Che: «No. No fui yo... otros niveles».
Prado Salmón: «Pero, ¿qué otros niveles? ¿Fidel?
Che: «Otros niveles…», respondió sin querer precisar más.

«Va a ser juzgado»

Cuenta el general exgeneral que desde la tercera o cuarta conversación, «agarramos un poco más de ritmo, viendo él que lo tratábamos con todo respeto y con toda tranquilidad». En un momento dado, el Che quiso saber qué iban a hacer con él: «Va a ser juzgado», le contestó Prado Salmón sin saber que realmente sería ejecutado. «Hasta entonces –cuenta–, todos los prisioneros que habíamos capturado estaban siendo juzgados en Camiri, como (el francés) Regis Debray y (el boliviano)Ciro Bustos. No se había ejecutado a nadie, se estaban cumpliendo todas las normas».
La última conversación del Che Guevara con su captor, antes de ser ejecutado
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El Che, muerto, es fotografíado
Cuenta Prado Salmón que le tuvo que explicar al Che que él, sin embargo, no iba a ser juzgado en Camiri, sino en Santa Cruz, lo que a su juicio «le levantó el ánimo», porque era allí donde se realizaban los juicios militares: «A usted lo ha capturado el pelotón de la Octava División, y la corte marcial están en su sede, en Santa Cruz», le contó.
Sin embargo, el entonces presidente René Barrientos y el alto mando militar tomaron la decisión de ejecutarlo. No deseaban que un eventual juicio desencadenara una ola mundial de manifestaciones a favor del famoso guerrillero. Por ello no fue trasladado a Santa Cruz, donde se encontraba la corte militar.
«Después de informar al Che de que lo iban a juzgar en Santa Cruz, me ordenaron salir para continuar con las operaciones militares y, cuando volví, ya estaba muerto», confiesa. Según cuenta, el Guevara le había dejado en préstamo «dos relojes Rolex» para que los otros soldados no se los quitaran, como habían hecho ya en una ocasión: «Cuando me enteré que lo habían matado y se normalizaron las relaciones con Cuba se los mandé a su familia», concluye.
El cuerpo del Che Guevara no fue encontrado hasta mediados de 1997, tres décadas después, en el pequeño poblado de Vallegrande, al este de Bolivia. Se encontraba en una fosa común, junto a otros seis compañeros de lucha.

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