La liberalización del principio activo de la Viagra (sildenafilo) a finales del pasado mes de junio ha provocado una inusual proliferación de la oferta de sus genéricos en las farmacias. En cualquier botica se pueden encontrar hasta ocho marcas distintas y mucho más baratas que la famosa pastillita azul de Pfizer, que durante sus diez años de patente fue recetada a más de 37 millones de personas, según los datos de la propia farmacéutica.

Para su obtención sigue siendo necesaria la receta médica, y se prescribe exactamente para lo mismo: tratar la disfunción eréctil. Sin embargo, su bajo coste (cinco euros, frente a los casi 16 de la monodosis de Viagra) está provocando que se popularice un mercado negro, sobre todo los fines de semana entre los más jóvenes, para fines que no son exactamente los indicados.
“Es jodido reconocer que a mi edad (34 años) tenga un gatillazo si me llevo a una chica a casa después de una noche de fiesta”, lamenta Antonio (nombre, por supuesto, ficticio). Este joven madrileño se jacta de que sus relaciones sexuales durante la semana son plenamente placenteras, pero cuando sale de fiesta es un asiduo del consumo de alcohol y drogas duras, “y a veces te pasa que no estás a la altura”, por los efectos de las sustancias estimulantes. Su solución no es otra que incorporar a su cóctel del sábado noche una pastilla de sildenafilo, por lo que pueda pasar. La mayoría de su grupo de amigos también lo hace, aunque sólo sea para hacer más intensa la relación.
Jóvenes que sólo buscan potenciar el acto sexual
El principio activo de estos medicamentos, a primera vista inofensivos, “actúa como dilatador de los vasos sanguíneos del pene”, explica María Teresa Tejerina, presidenta de la Sociedad Española de Farmacología (SEFC). Esto significa, advierte la especialista, que cuando se abusa de su consumo, “y se mezcla con otras drogas estimulantes, los riesgos para la salud se multiplican y ya se han atribuido muchos ingresos hospitalarios a este uso indebido”.
Si no se consume bajo control médico puede tener numerosos efectos secundarios, sobre todo infartos“No se trata de pastillas Juanola, sino de un fármaco que, si no se consume bajo control médico, puede tener una serie de efectos secundarios (sobre todo infartos) que la población debería conocer porque, no seamos ingenuos, no la consumen sólo personas mayores de 60, sino muchos jóvenes durante los fines de semana”, insiste Tejerina. Un uso a la ligera que tiene como único fin potenciar el acto sexual o contrarrestar el efecto de las drogas.
Cocaína, Viagra y alcohol, un brebaje tan peligroso que en las cárceles latinoamericanas se utiliza para matar a otros reos por ajustes de cuentas. Su nombre en la jerga presidiaria lo dice todo: cóctel de la muerte.
Cuando la desinformación mata
El mercado ilegal de Viagra es casi tan viejo como su molesto spam en los buzones de correo electrónico. Sin embargo, hasta la clásica venta onlineha bajado sus precios en casi un 50% desde el advenimiento de esta nueva era del sildenafilo. El Ministerio de Sanidad incluso llevó a cabo una campaña publicitaria en diarios digitales dirigida, precisamente, a un target muy concreto: jóvenes y varones.

“Es un problema muy grave y con riesgos para la salud contra el que estamos tratando de tomar medidas, no sólo mediante campañas publicitarias de concienciación, sino también con la actualización de la ley de medicamentos sobre la prevención de la entrada de fármacos falsificados en la cadena de suministro legal, e incorporando las directivas europeas de farmacovigilancia”, explican los responsables de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).
Los fármacos con prescripción obtenidos de forma ilegal o inadecuada superan los 1.500 millones de euros al añoLa propia Pfizer ha asegurado a El Confidencialque están “colaborando con las autoridades españolas para evitar que los productos falsificados puedan llegar a los pacientes”. Aunque la política interna de la compañía es no dar datos sobre ventas (los informes son confidenciales), es evidente que la comercialización de la Viagra se ha estancado desde la salida al mercado de los potenciadores de erección low cost. Una situación que, lógicamente, la compañía había estado planificando a nivel corporativo, por lo que “existe una amplia cartera de medicamentos en desarrollo”, según aseguran los responsables de la farmacéutica en España, para compensar la pérdida de ingresos.
Cantidades multimillonarias en juego
Incautación policial de un lote de 90.000 pastillas de Viagra falsa. (EFE)Sólo en España, la cifra de medicamentos con prescripción obtenidos de forma ilegal o inadecuada puede superar los 1.500 millones de euros al año, según las estimaciones. Una cifra que supone el 14,3% del total del mercado negro europeo, por lo que genera una economía sumergida de fuertes dimensiones.
Las réplicas son tan exactas que el pasado año Pfizer modificó el embalaje de las cajas de Viagra “para ayudar a los farmacéuticos y pacientes a distinguir los auténticos comprimidos de las falsificaciones”. La Asociación Española de Medicamentos Genéricos (AESEG) ha insistido en que los fármacos a la venta con este principio activo mantienen una calidad, seguridad y eficacia comparable al original.
Para la presidenta de la SEFC tampoco hay ninguna duda de que los genéricos son fármacos bioequivalentes, requisito imprescindible para aprobar su comercialización. Precisamente por ello, insiste que es necesario concienciar a la población sobre los efectos de la automedicación o abuso.