viernes, 15 de noviembre de 2013

El miura de José Fernando

El miura de José Fernando

Detienen al hijo de Ortega Cano por agresión y robo en un club de alterne. «Busca sentarse en un plató. Y le van a pagar mucho»

El miura de José FernandoCon la rienda suelta / ya crees que el mundo es tuyo...', cantaba Rocío Jurado a uno de esos amores perdidos que inspiraban sus canciones. Y así anda su hijo, José Fernando, trotando desbocado. Quiere comerse el mundo, pero de momento los bocados se los está llevando él. Sin trabajo, con dinero -cuentan que ha heredado un millón de euros- y poco que hacer, el hijo díscolo de la fallecida artista y Ortega Cano reivindica su hueco en las revistas y las tertulias con un episodio que bien podría incluirse en la próxima de 'Torrente', que al tiempo...
El chaval, de 20 años, fue detenido el miércoles por la noche por un delito cometido el 2 de noviembre, cuando apuraba una de sus parrandas por Sevilla con un par de amigotes. Le acusan de agredir a un hombre en un club de alterne de Castilblanco de los Arroyos y de robarle el dinero, dos móviles, las llaves y el coche para darse a la fuga. Su padre, José Ortega Cano, ha reconocido que es una «situación muy difícil» y no quiere hablar del tema. Pero a José Fernando no le queda más remedio que explicar ante el juez por qué lo hizo. La Policía le detuvo el miércoles a las 23.30 horas y pasó la noche en el calabozo.
Ésta es solo la última en el serial de peripecias de José Fernando, el niño que la artista y el torero adoptaron hace catorce años en Colombia junto a Gloria Camila (entonces 3 años y ahora 17), hermana biológica del protagonista de esta historia. Son como la noche y el día. Ella estudia solfeo, toca el piano, participa en desfiles benéficos y todavía la sacan con la cara pixelada. Su hermano ha hecho la carrera del galgo y su actual ocupación pasa por seguir exprimiendo su mayoría de edad y su fortuna. Mal estudiante y expulsado de varios colegios, sus padres le mandaron a un internado en Estados Unidos que él aprovechó como si fuesen unas vacaciones de verano. El año pasado, Ortega Cano lo envió fuera de nuevo, a Dublín, con el mismo resultado. Entonces se puso de pintor con un primo, pero ni brocha fina ni gorda. Al cumplir los 18 cobró el millón de euros de la herencia de su madre y comenzó a malgastarla.
Su primera novia, una mujer marroquí quince años mayor que él, le abrió las portadas de las revistas del corazón, donde cada vez aparece más por los desencuentros con su padre. «Cuando no es noticia hace algo para llamar la atención de Ortega Cano y del público. Lo que quiere es sentarse en un plató. Y le van a pagar bien porque lo vale», aventura la periodista Lydia Lozano.
Méritos ha hecho unos pocos, que el año pasado por marzo José Fernando tuvo una monumental bronca con su progenitor y se fue de la finca de 'Yerbabuena'. Ortega Cano dijo que no era más que una «chiquillada». Pero tuvo la prudencia de callarse cuando ocho meses después le tocó pagar una factura que el chiquillo dejó en un prostíbulo. «Estaba en un mal momento porque la gente hablaba de mí y me quería relajar. Salí a tomar una copa con unos amigos y acabamos allí», se confesaba el chaval en 'Sálvame', brazo en cabestrillo -«es de un puñetazo»-, donde también denunció que una mujer le intentaba chantajear y le pedía 10.000 euros por un vídeo que le grabó. «Mi padre me dijo que había cometido un fallo muy grande y que no se volviera a repetir». Pero no ha tardado mucho en volver al mal camino. Esta vez, quién sabe el motivo, se aseguró de agenciarse una cartera ajena. Lo que le ha colocado en el centro de las tertulias del corazón, aunque bien podría tratarse el asunto en las de sucesos. Para los periodistas, José Fernando es un viejo conocido porque «ha sido conflictivo desde pequeñito». ¿Una coraza? «Es un chico muy tímido e introvertido», asegura Chelo García Cortés, quien le aventura un largo «recorrido» en la televisión y en las revistas de cotilleos. «No tardará en sentarse en un plató, controla muy bien los medios». Mejor que sus actos, evidentemente.
Fue un apoyo fundamental para Ortega Cano después del accidente de tráfico en el que murió Carlos Parra, pero padre e hijo se han distanciado sentimental y físicamente. «Quiero aprender las cosas por mí mismo, a manejarme, a llevar una casa, plancharme, lavarme...», se le llena la boca a José Fernando. Pero no aprende, no.

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