La aljamía valenciana. Testimonios sobre el uso del romance (IV)
Por Agustí Galbís
En este artículo conoceremos la existencia de referencias explícitas al bilingüismo de la población autóctona que se hallaba “sots senyoria de moros”. Veremos referencias implícitas y otras indirectas. Aportaremos algunas de la parte cristiana, de las que se desprende una comunicación normal entre cristianos y musulmanes hispanos. Veremos que la normalidad en la comunicación influyó seguramente en que muchos cristianos ilustres se refugiaran en la Valencia musulmana.
La primera cita que he localizado, que habla explícitamente de la coexistencia del árabe y el romance, corresponde a la segunda parte del siglo X y se halla en el “Kitab Surat al-Ard” o “Configuración de la tierra”, del viajero turco Ibn Hawqal, que después e haber venido a España, escribió que “la población de Córdoba hablaba en la capital del Califato los dos idiomas, el árabe y la lengua ajamiyya -romance-”. (p 23 de “Sociedad, política y protesta popular en la España musulmana” de Marín Guzmán). Es bien seguro, que entre la población de Córdoba, existían tanto cristianos com musulmanes que se expresaban en romance. Recordemos que Ibn Hawqal se extrañó de que “esta península…pertenezca todavía al soberano que reina allí, a pesar de la poca intrepidez de los habitantes”, diciendo de “nuestros señores” que “conocen muy bien la situación del país, la suma de sus rentas y saben en qué consisten sus ventajas y atractivos”, añadiendo que “Hay en España más de una explotación agrícola que agrupa millares de campesinos, que ignoran todo de la vida urbana y son europeos de confesión cristiana”. (“Configuración del mundo” de Maria José Romaní).
Siguiendo adelante en el tiempo, otra de las citas que habla explícitamente de la convivencia arabe/romance nos muestra a unos judíos que dominaban el romance en el s. XI, cosa que no ha de sorprendernos por cuanto doscientos años más tarde hallamos judíos valencianos ejerciendo de traductores de árabe. Efectivamente, Abu Ayyub Sulayman ibn Yahya o ibn Gabirol, conocido por los escolásticos com Avicebron, muerto en Valencia hacia el 1058, se quejó en el prefacio de una gramática hebrea, de que los judíos habían olvidado la “lengua santa” y escribió que “La mitad hablan en Idumeo (árabe) y la otra mitad en la lengua mentirosa de los hijos de Cedar (los cristianos)” (p 353 de “Historia de las ideas estéticas en España” de Menéndez Pelayo). Si pensamos en que los judíos que hablaban romance no eran más que parte de un pueblo que hablaba en romance, deberemos preguntarnos sobre lo que pasó en los 180 años que faltaban para la reconquista cristiana de la ciudad de Valencia, para que segun algunos “listos”, toda esa población que hablaba en romance desapareciera por completo. ¡Serán majaderos!
En relación al bilingüismo de la población, es curioso comprobar que el término “bilingüe” se halla presente en los dos Diccionaris o vocabularis anteriores al s. XIV, que relacionan el latin con el árabe. Se trata del “Glossarium Latino-Arabicum” del último cuarto del s. XII, conocido como Glosario de Leiden, donde en la entrada “LSN” leemos “du lisanayn<bilingüe”, (p 156 de “El léxico árabe estándar y andalusí del glosario de Leiden” de F. Corriente). Lo mismo se lee en el conocido como “Vocabulista in arabico” (p 273 de “El léxico árabe andalusí según el Vocabulista in arabico” de F. Corriente). En el s. XIV, Ibn al-Imad al Isfahani, escribió que Ibn al-Jatib (1313-1374), en una zona que todavía se hallaba bajo dominio musulmán, era conocido como “Du l-Lugatayn / El de las dos lenguas, la árabe y la romance” (p 132 de “Miradas españolas sobre Ibn Jaldún”). En el “La aljamía valenciana: el uso del latín”, veremos que algunos mantuvieron el uso del latín durante todo el tiempo de dominación musulmana, sabiendo de la existencia de inscripciones bilingües latín-árabe, presentes por ejemplo en un aguamanil del año 972, en la lápida sepulcral de un cristiano muerto en Córdoba en el año 1109, o en la de otro fallecido en Toledo en 1156.
Las citas que hablan explícitamente de la coexistencia del árabe con el romance, se ven corroboradas implícitamente por otros que señalan la excepcionalidad de que no fuera así. Sabemos que Al-Hakam I (796-822) tenía un ejército de mercenarios formado principalmente por “mamluk” o mamelucos (turcos), conocido como “al-jurs” o “mudos”, porque hablaban una lengua incomprensible que no era ni el árabe, ni el latín, ni el romance. (p 353 de “Al-Andalus: sociedad e instituciones” de Vallvé).
Ibn Hazm (994-1064), que segun Simonet “traía su origen, nada remoto por cierto, de la cristiandad mozárabe”, y que compuso su libro “El collar de la paloma” en Xátiva hacia el 1023, dejó constancia de lo excepcional del hecho de que en la región montañosa de Fahs a-Ballut, al norte de Córdoba, se hallara una población de la tribu de los “Bali”, que “ignoran el dialecto románico (latiniyya) -tanto las mujeres como los hombres-, honran a sus huéspedes y, hasta nuestros días, se han abstenido de comer la cola de los corderos”. (p 61 de “Las Españas medievales” de Marie-Claude Gerbert | Pierre Bonnassie). En otro ejemplo, al Idrisi (1100-1165/1166) destaca la ignorancia del romance entre “las gentes de Silves”, de origen tribal yemenita, diciendo de ellos que, “habían conservado su lengua en toda su pureza, la costumbre de improvisar versos, y la generosidad de los antiguos árabes” (p 207 de “Al-Andalus: estructura antropológica de una sociedad” de Guichard). Ahmed Tahiri dice que “los mencionados casos atrajeron la atención de los autores medievales, que no disimularon su sorpresa ante estos casos aislados” (“Las clases populares en al-Andalus”). Seguramente se trataba de poblaciones que acogieron oleadas puntuales inmigratorias. También en territorio valenciano, debieron haber asentamientos similares, comprobando que Viciana (1502-1582), jurava que “que conoscí cierta Varonia con mas de quinientas casas de Vassallos, que todos hablaban Arábigo”.
Por el lado cristiano, también habían poblaciones sin mestizaje racial ni intercambios religiosos, como acreditó a final del s XI o principio del XII, Abu al-Khayr al-Ishbili o el sevillano, dejando constancia en su obra “Kitab Umdat al-tabib fi ma’rifat al-nabat li-kull labib” o “Libro básico del médico para el conocimiento de la botánica por todo experto”, de la existencia de “una aldea de cristianos llamada Lepe, al occidente de Al-Andalus” (p 153 del vol. II trad. de Bustamante, Corriente y Tilmatine).
Pasando a dar una muestra de referencias cristianas, comenzamos por la “Passio beatissimarum birginum Nunilonis atque Alodie martires…”, crónica en latín del año 851, que nos cuenta el martirio de las santas Nunilo y Alodia, hijas de madre cristiana, por la cual sabemos que el gobernador de Huesca hablaba “in caldea lingua”, desconocía el romance, y necesitaba de traductor para comunicarse con el pueblo “per interpretem adloquutus est dicens… At ubi rex per internuntium verba… Quibus per internuntium dicit…”. Volvemos a comprobar la mentira sobre la “rapida arabización” que algunos quieren hacernos engullir.
Sant Mayol de Cluny (906-994), fue capturado por piratas musulmanes hispanos, que entre los años 890 y 970 mantuvieron en Fraxinetum (La Garde-Freinet) un “extraño Estado islámico incrustado en plena tierra cristiana” (p 353 de “España musulmana hasta la caída del Califato de Córdoba” de Lévi-Provençal). Odilon nos lo contó entre los años 1031 y 1049, y en el relato reproduce una conversación entre los sarracenos y el santo, en que los sarracenos le dijeron que comiera “et dicerent: Comede”, y el respondió que era tarea del Señor alimentarlo cuando tenía hambre, “respondit: Ego enim si esuriero, Domini est me pascere” (p 55 del vol 7 de “Monumenta Germaniae Historica”). Seguramente por esto, Levi-Provencal mantenía que la mayoría de los piratas españoles eran muladíes y mozárabes que no hablaban más que su dialecto romance: “who spoke no more than their Romance dialect” (p 13-14 de “Love Songs from Al-Andalus” de Otto Zwartjes”.
Ya hemos visto que muchos musulmanes de clases altas conocían el romance y se comunicaban con el pueblo. Lo confirma el poema épico provenzal “Rollan a Saragossa”, cuando dice que “Un sarrazin entendet lo roman / aquest fon rey es hac nom Amalrant”, es decir que un sarraceno que era reyy a quien llamaban Amalrant, entendía el romance. Carlos Alvar afirma que el tema del “Roldan en Saragossa” ya era conocido en el siglo XII.
Relacionado con los cantares de gesta franceses, hay una obra que podría estar hablándonos de las lenguas de los musulmanes valencianos. Se trata de “Foucon de Candie” escrita por Herbert le Duc de Dammartin en la segunda mitad del siglo XII. “Candie”, que en “La chanson d’Aspremont”, también del XII, aparece como a “Gandie”, es Gandía, según mantienen Brandin en “La chanson d’Aspremont, chanson de geste 12e siècle”; Anseis de Cartage en “Relaciones franco-hispanas en la épica medieval”; Ernest Langlois en “Table des noms propres de toute nature compris dans les chansons de geste”, etc. Pues bien, en “Foucon de Candie” podemos leer: “Candie siet sor mer en un rivage / En une roche, dont la terre est sauvage / XXX chastel i donent treusage / De Sarrazins i ot de maint langage / IX.M. i sont par an estage”, que se podría traducir como: “Gandia se halla al lado del mar / en una roca donde la tierra es salvaje / Su tesoro son 30 castillos / de sarracenos que entienden muchas lenguas / 9.000 de ellos residen allí”.
Seguramente, los viajeros o comerciantes franceses, habiendo comprobado que en la Valencia del XII, se hablaban muchas lenguas, entre las que sin duda estaba el romance valenciano. El comercio con el Languedoc frances está acreditado, por cuanto, el “Cartulaire de Béziers”, referido el 1158, habla de los haberes que iban al puerto de “Latis” desde Almeria y Valencia “…averis que veniunt dausz Almaria et Valencia et aliis locis usque ad portum de Latis”, siendo “Latis” el puerto de Lattes o Latas. (p 265.- “Cartulaire de Béziers: Livre noir [du Chapitre de Saint-Nazaire]: [816-1209]”, de J. Rouquette). El tema de la continuidad comercial entre la Valencia anterior y posterior a la conquista del rey Jaime, lo trataremos en artículo individual. Igual que los comerciantes provenzales, no debían tener ningun problema para entenderse con los valencianos, tampoco debieron tenerlo los cristianos ilustres que vamos a ver a continuación, que se refugiaron enla Valencia musulmana.
Por el 1140, el conde castellano “Rudericus Gundisalvi” o Rodrigo González de Lara, quien se había enfrentado con Alfonso VII, vivió un tiempo en Valencia poniéndose al servicio de Ibn Ganiya. Nos lo cuenta la “Chronica Ildefonsi imperatori” cuando dice: “Deinde abiit ad Abenganiam, Sarracenorum principem Valentiae, et fuit cum eo per aliquot dies…”.
A finales del s. XII o principios del XIII, el “Rex Nauarre”, Sancho VII el fuerte, pidió ayuda económica al rey almohade de Valencia, donde vivió un tiempo. Lo dice la “Chronica latina regum Castellae”, escrita entre 1223 y 1239, cuando en relación a las guerras entre Castilla y Navarra dice que “destitutus omni auxilio, recepta quadam summa peccunie et quibusdam reditibus sibi assignatis a rege Marroquitano in Valencia, ibi multo tempore moram fecit”.
Al poco tiempo, en 1207, el visitante fue “don Diego” el señor de Vizcaya, “Didacus Lupis” o Diego Lopez II de Haro. Zurita nos hace saber, que habiéndose concertado en Alfaro los reyes de Castilla, Aragón y Navarra, “… viéndose don Diego desamparado se fue a los moros a la ciudad de Valencia; y comenzó a hacer guerra contra Aragón”.
Por último, sabemos que Blasco de Alagon se exilió en la ciudad de Valencia por motivos políticos. Se conserva una carta de principios del gobierno de Abu Said, escrita por el alcireño Ibn Amira, en la que consta que un Blasco de Alagon que se hallaba en la ciudad de Valencia, había solicitado audiencia al califa Abu Yaqub al-Mustansir Yusuf (1213-1224). La Crónica de Jaime I confirma la presencia cuando, reunidos en Alcañiz, “don Blasco” le dice a Jaime I “que yo senyor he.stat en la ciutat de Valencia, be dos anys e pus quant vos me gitas de vostra terra”.
Continuamos comprobando cómo nos han inflado a mentiras, queriendo hacernos creer que el territorio valenciano estaba llenito de moros de otra raza, muy negros, muy malos, que daban mucho miedo y a los que no se les entendía nada. No os dejéis manipular por los que deberíamos de considerar dignos de lástima.
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