La aljamía valenciana. Testimonios sobre el uso del romance (I)
Por Agustí Galbís
Era inevitable que la lengua de los árabes y norteafricanos que accedieron al poder de Hispania en el s. VIII, influyera en la evolución de la lengua de la población autóctona. Los nuevos “señores” tenían distintos origenes y hablaban distintas lenguas, pero estaban unidos por el proselitismo de una religión, el Islam, plasmada en un “libro sagrado”, el Corán, que estaba escrito en una “lengua sagrada” llamada “arabiyya” o lengua árabe. Los invasores se encontraron con una población cristiana, que tenía el latín como lengua oficial desde hacía más de 9 siglos, pero que hablaba en una “rustica romana lingua” diversa, de la que después resultarían diferentes lenguas romances. La nueva religión de los conquistadores y la lengua árabe en que se expresaba, podía conducir a que la población autóctona se islamizara convirtiéndose a la religión de los nous amos y/o se arabizara, aprendiendo a hablar el árabe.
En un artículo anterior hemos visto, que la lengua romance de la población que pasaba de manos musulmanas a cristianas o la de sus descendientes, podía ser llamada con el arabismo “algemia /aljamia”, derivado del árabe “al-ayamiya”. En este artículo comprobaremos que el romance o “al-ayamiya”, fue hablado por los “ayam” o “pobladores indígenas de al-Andalus no arabizados…”, durante todo el periodo de dominación musulmana.
Para comprobarlo, aportaremos citas agrupadas por temas. A partir de la conquista musulmana, el árabe fue la lengua de la religión en el poder. La relación –lengua / religión / poder-, llevó a que algunos aprendieran árabe por cuestiones religiosas o para situarse cerca del poder. Pero el aprendizaje del árabe no era nada fácil para la mayor parte de la población autóctona. La coexistencia del árabe con el romance, hizo que por el tiempo fuera incorporándose y asimilándose de diversas maneras e intensidades. En ciertos ámbitos se llegó a una especie de bilingüismo que fue puesto de manifiesto por diversos autores y que se confirma en referencias concretas a personas unilingües o bilingües en romance independientemente de religiones y clases sociales. Los efectos del bilingüismo se manifestaron en la dialectalización del árabe y en la individualización de las aljamías o lenguas romances. Aportaremos citas explícitas en relación a su uso, así como las quejas de algunos escritores respecto a la “perniciosa” influencia del romance en sus obras. Repasaremos los efectos del bilingüismo en la antroponimia y en la toponimia.
La población autóctona podía arabizarse conservando la religión cristiana o convertirse al Islam. El aprendizaje de la lengua de la nueva religión oficial, que era el árabe, era una forma de congraciarse con los nuevos “señores”, para mantener o ganar parcelas de poder. Obviamente “arabizarse” no era sinónimo de abandonar la lengua propia.
Tenemos referencias de arabización primeriza de población que continuó siendo cristiana. Eulogio de Cordoba, (800-859), en su “Memoriale sanctorum” (850), destacó que “Isaac Monacho”, era “peritus et doctus lingua Arabica”, por lo que seguramente se dedicaba al oficio público de “Exceptoris rei publicae” o perceptor de impuestos. Por contra, el “beatus Perfectus”, descrito como erúdito, nutrido de disciplina eclesiástica e imbuido de educación literaria, “clara eruditione nutritus plenissime ecclesiasticis disciplinis imbutus et vivaci educatione litteraria”, no tenia un buen nivel de la lengua árabe “mediocriter linguae Arabicae fuisse peritum”, que solo conocía parcialmente “captus necnon ex parte lingua Arabicae cognitus…”. Hafs b. Albar al-Quti al-Qurtubi, seguramente desciendente de la aristocracia goda, nos informó de que el árabe no resultaba nada facil, cuando en el prólogo de una traducción de los salmos al árabe que el hizo en el año 889, criticó una traducción anterior diciendo que estaba traducida “palabra a palabra en árabe”, de forma que algunas de ellas “alteraban el significado”, y acusaba al traductor de “tozudez, inexperiencia e ignorancia de las leyes del árabe”. (Trad. “Hafs ibn Albar, the Last of the Goths?” de Dunlop, en “Journal of the Royal Asiatic Society” -1954).
La población autóctona que se islamizaba, no lo tenía más facil. Ibn Hayyan (987-1075), en Al-Muqtabis II, atribuye a Isa ibn Ahmad al-Razi (m.1015) una referencia a unos hechos del año 875-876, cuando el ejército del emir Muhammad I perseguía al muladí Marwan al-Yilliqi, señor de Badajoz y del Algarve. El jefe Hasim, interrogaba a algunos muladíes alistados en el ejército, seguramente buscando el ascenso social: “¿Eres musulmán o ‘ayam’? (“muslim anta am a’jami”) si respondía que era musulmán, le decía: ‘Recita una azora del Corán’, y cuando había recitado una, le insistía con una segunda y una tercera, y aún eso no le salvaba de él, sino que decía a algunos: ¡Es una de tus trampas, cerdo! Lo aprendiste hoy o esta noche pasada y la has memorizado. Recita: “Wa-l-mursilat ‘urf” y si se equivocaba en algo o balbuceaba, decía: “¿No os dije que era un ‘ayam y que había aprendido la azora que acaba de recitar esta noche?”. (“Notas acerca de un texto épico andalusí” de Ramírez del Río en “Anaquel de Estudios Árabes” 2003, 14). Recordemos que Ibn Hayyan puso en boca de b. Hafsun (Alfons), la frase que decía que “¡Ya es nuestra esa boyata que significa en el ayamiya manada de vacas…”, paraula relacionada con la nuestra “boatella”.
Hemos visto un inicio de arabización entre población autóctona de clase alta y entre los que querían ascender de estatus social. Parte de esta población descendía del antiguo reino visigodo y pretendía situarse cerca de la aristocracia dominante forastera, para mantener u obtener parcelas de poder. En el otro extremo, el pueblo llano se ocupaba haciendo faena para poder vivir y pagar impuestos, evitando durante mucho tiempo una arabización de la que no sacaba nada. Los labradores de la segunda mitad del s. X, de los que Ibn Hawqal escribía que “Hay en España más de una explotación agrícola que agrupa millares de campesinos, que ignoran todo de la vida urbana y son europeos de confesión cristiana”, no debían tener nada de interés en arabizarse (“Configuración del mundo” de Maria José Romaní).
No es dificil hallar ciertos puntos de analogía con la castellanización del valenciano, iniciada por unas clases altas situadas en el entorno de un poder forastero que se expresaba en castellano. El pueblo llano valenciano se mantuvo bastante al margen de los 500 años de castellanziación. Lo comprobamos en el prólogo del “Vocabulario valenciano-castellano”, del catalán Miguel Rosanes, escrito el año 1894 cuando era profesor en Sueca, donde dice que “no hubo entre cincuenta niños mayores de 9 años uno solo que supiese el significado de la palabra ceniza”. Si el valenciano aguantó tan rebelde la castellanización, ¿Por qué hemos de creernos que 500 años de gobernantes que tenián el árabe como lengua oficial, acabaron con una lengua formada durante los 900 años anteriores? Pero seguimos adelante.
En el tránsito entre los siglos X y el XI, al-Faradi (962-1012), que fue cadi de la ciutat de Valencia hacia el 1010, ponderó como a merito de los biografiados nos. 1223 y 1446 de su libro “Kitab al-Ihtifal fi ‘ulama” o “Historia de los sabios d’al-Andalus”, el hecho de “entender el sentido de los versos” (p 22 de “Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia: en la recepción pública del señor D. Julián Ribera y Tarrago el día 6 de junio de 1915”). Poco más tarde, Ibn Hazm (994-1064), de familia cristiana conversa y que compuso su libro “El collar de la coloma” en Xativa hacia el año 1023, “decía de sí mismo que a los 27 años aún no había aprendido las prácticas de rezo en la mezquita”, según comentaba el arabista Ribera, quien decía que habían muchos musulmanes que no sabíen orar en árabe (p 269 del vol 77 de “Revista de filología española”-1997).
Ibn Bassam (m. 1147), en la “Dajira” consideró como a mérito de Abd al-Aziz de Denia, hermano de Ibn al-Labbana (ap.1044/5-1113/4), el ser “capaz de recitar versos”. (p 17 vol IV de “Enciclopedia de al-Andalus”). Más adelante, el cordobés de ascendencia valenciana Ibn Baskuwal o Pasqual (m. 578/1183), en el “Kitab al-Sila” escribió del biografiado nº 751 que “sabía recitar versos y se sospecha que los entendía”. En la biografia 406 consideró un mérito del biografiado el decir de él que “sabía el sentido de los versos anteislámicos”. (p. 22 de “Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia: en la recepción pública del señor D. Julián Ribera y Tarrago el día 6 de junio de 1915”).
A medio siglo de la muerte de Ibn Baskuwal, cuando los cristianos de Jaime I pretendían la conquista de Peñiscola, el rey que estava en Teruel, nos cuenta en su “Cronica” que “Exemen d’Orrea” le hizo llegar una carta de los sarracenos de Peñiscola escrita en árabe. El rey escribe que “faem la ligir a'I sarrahi que havia en Terol, qui sabia ligir d’algaravia”, dando a entender que más que la traducción al romance, lo que era importante era saber leer el árabe, que no había de ser demasiado usual. Tres siglos más tarde, el año 1543,el abad del monasterio de la Valldigna tenía las mismas dificultade para hallar alguien que supiera leer en árabe, por lo que escribía al duque de Gandia pidiéndole que se encargara de que li tradujeran unos papeles en árabe, porque en la Valldigna no hallaba a nadie que lo supiera hacer: “me paresció buscar algún intérprete para saber lo que en ellas había, y como en esta valle hay pocos alfaquíes, parecióme enbiallas a Gandía al señor duque”. Vimos que Ciscar Pallarés demostró que el 97,4% de los moriscos varonesy mayores de edad del Valle de la Valldigna, que comparecían entre 1560 y 1609 ante de la justicia, declaraban en valenciano (“La lengua de los moriscos del territorio valenciano (II)”). Si suponemos que algunos de ellos eren bilingües en árabe, parece claro que no debían saber leerlo. De la carta del abad de la Valldigna podría desprenderse que leer el árabe estaba bastante restringido a los alfaquíes.
Las citas que hemos visto, y que van desde el s. IX al XII, manifiestan la existencia de “notables” que tenían verdaderas dificultades con el árabe. Si su aprendizaje podía ser inducido por la conversión al Islam, sorprende hallar musulmanes biografiados en conocimientos tan deficientes de árabe, que se llegaba a dudar de que entendieran el significado de los versos del Corán que recitaban. El hecho de que los cronistas destacaron y consideraron todo un mérito, que algunos “notables” pudieran recitar y entender las suras del Corán, solo puede conducirnos a pensar, que la mayor part de la población era incapaz de recitarlas y que algunos de los que podían hacerlo, no entendían lo que decían. Si esto sucedía entre “notables” biografiados, con posibilidades de educación, podemos imaginarnos el panorama entre las clases bajas, que solo podían aprender el árabepor el contacto con sus paisanos de les clases altas que se habían arabizado y podían ser sus amos, o por la relación con “sarraceni de natura” proletarizados, muchos de los cuales habrían aprendido el romance. En la analogía que hemos establido entre la arabización del romance y la castellanización del valenciano, se ha de señalar que la castellanizacio del valencià es mcho más sencilla que la arabización del romance, por tratarse de lenguas parecidas en sistemas fonologicos similares, todo lo contrario de lo que sucede en relación a la arabización del romance.
En el próximo artículo vamos a ver que la incapacidad de la población autóctona para islamizarse en árabe, pudo ser el motivo de que existiera una islamización sin arabización, y de que se hallan citas que hablan de la traducción al romance de libros islamicos. No obstante, no olvidemos que la islamización del pueblo valenciano no fue muy honda, como pudimos comprobar en “La debil islamización del amma o pueblo plano valenciano”.
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