La lengua le estalla al PP valenciano
«Llengua romànica parlada a la Comunitat Valenciana, així com a Catalunya, les Illes Balears, el departament francés dels Pirineus Orientals, el Principat d'Andorra, la franja oriental d'Aragó i la ciutat sarda de l'Alguer, llocs on rep el nom de català». La discusión generada por la segunda acepción de «valencià» que figura en el Diccionari normatiu de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) amenaza con volver a desbocar el debate lingüístico. La confrontación entre el Ejecutivo valenciano y el ente normativo por el reconocimiento explícito de la unidad lingüística entre valenciano y catalán, con un dictamen de por medio del Consell Jurídic Consultiu (CJC), ha derivado en un choque político e institucional en el que, por primera vez, el PP valenciano no tiene una hoja de ruta indicutiblemente favorable.
El origen: No medir la dimensión del problema
La consellera de Educación, Cultura y Deporte, María José Català, y el presidente de la AVL, Ramón Ferrer, siempre han mantenido un contacto fluido. En la reunión que mantuvieron en la sede de la conselleria tras hacerse público el contenido de la citada definición volvió a ponerse de manifiesto. Es lo razonable entre la responsable del Consell con competencias lingüísticas y el presidente del ente normativo del valenciano. Existe coordinación entre instituciones con un ámbito competencial similar. El Ejecutivo valenciano era consciente de que entre las iniciativas más ambiciosas sobre las que trabajaba la Acadèmia figuraba su Diccionari. Llevaba desde 2002 preparando el proyecto. Las fuentes consultadas por este diario dan por hecho que el Ejecutivo era conocedor del contenido de algunas de las definiciones que resultaban más polémicas -aunque Educación rechaza esa circunstancia-. En todo caso, lo que parece indiscutible es que la conselleria de la avenida de Campanar no midió la magnitud del problema que se le venía encima con dos definiciones -la de «valenciano» y también la de «catalán»- que reconocen la unidad lingüística. «Pecó de pardilla», admite una fuente. La AVL, es verdad, mantenía la línea que había venido sosteniendo en sus distintos pronunciamientos normativos. Pero en esta ocasión lo hacía en un momento político singular.
La pluralidad lingüística
del PP valenciano
El PP valenciano es el partido que mejor ha sabido capitalizar el sentimiento valencianista durante las dos últimas décadas. Desde la laminación por la vía de la absorción de Unió Valenciana, el PPCV ha dominado la agitación del debate de la defensa de las señas de identidad -que tuvo un sentido indiscutible durante la transición y en distintas etapas en las que Cataluña no supo o no quiso entender que la relación con la Comunitat Valenciana debía ser de igual a igual-. Pero en el PPCV, como en cualquier formación política, conviven sensibilidades más partidarias de hacer del debate lingüístico un aspecto esencial de la agenda política con las que entienden que, tras la creación de la AVL, insistir en la eterna discusión entre valenciano y catalán no supone ya ningún rédito. «Es que hay gente que no lo entiende. Alberto Fabra, como alcalde de Castellón, nunca había visto en este asunto un punto de polémica», admite un cargo popular.
Castellano prende la mecha de la polémica
El secretario general del PP valenciano y conseller de Gobernación, Serafín Castellano, está considerado como una de las personas más influyentes sobre el presidente del Consell. Veterano de la primera línea política de su partido, con una capacidad de adaptación que se ha convertido en su principal virtud, es también el cargo del PP valenciano con mayor capacidad para atisbar las situaciones en las que se hace necesario agitar la bandera de la defensa de las señas de identidad. Cuando salta la polémica sobre la definición de «valencià» de la Acadèmia, es el primero en marcar la posición de su partido. «La AVL pierde su razón de ser y se enfrenta al sentimiento de la mayoría del pueblo valenciano», proclama. No hay margen para la negociación. El PP valenciano adivina un espacio que le puede servir también para movilizar a su electorado -ahora mismo, su gran problema orgánico- frente a las posiciones de reconocimiento de la unidad lingüística de los partidos progresistas. La iniciativa choca con el carácter más pausado de otros miembros del Consell, que no acaban de entender que el partido proclame que combatir la crisis y el desempleo es su gran prioridad, y en cambio reaccione de una forma tan radical frente a este asunto.
La Acadèmia no es ajena al PP valenciano
A diferencia de lo que ocurre en otras ocasiones, cuando el enemigo de las señas de identidad valencianas está claramente identificado con Cataluña o con los partidos de la oposición, en esta ocasión se trata de una institución estatutaria. Y no sólo eso: la Acadèmia es la solución que el propio PP valenciano impulsa para dar una salida política a la eterna batalla lingüística. Es esa formación la que impulsa su nacimiento, que luego se pacta con el PSPV, y es de ese acuerdo del que se constituye la composición inicial de los 21 miembros del ente normativo del valenciano. La clave esencial de su funcionamiento debía pasar por buscar permanentemente acuerdos mayoritarios en el seno de la institución. En la mayoría de los casos -con la principal excepción del incidente de 2003 (cuando Font de Mora se presenta en una reunión para impedir un pronunciamiento sobre la denominación de la lengua), ese acuerdo también se extendía al Ejecutivo valenciano, siempre presidido por el PPCV.
La AVL ya reconocía la unidad de la lengua
Esa composición del ente normativo pactada por el PPCV con los socialistas decantó la mayoría de la institución a favor de las tesis defendidas por la comunidad universitaria. Fue una decisión dirigida a reconducir el debate lingüístico a un cauce separado del político. Pero con ella los populares cedieron al ente normativo una autonomía -y desde 2006 un reconocimiento estatutario- que convierte a la AVL en parte de la propia Generalitat. Y la entidad que preside Ramón Ferrer ya ha dejado claro en más de una ocasión su posición sobre el debate lingüístico. En el aprobado el 9 de febrero de 2005 sobre los principios y criterios para la defensa de la denominación de la lengua, la AVL ya establece que «la llengua pròpia i històrica dels valencians, des del punt de vista de la filologia, és també la que compartixen les comunitats autònomes de Catalunya i de les Illes Balears i el Principat d'Andorra». El pasado jueves, la AVL recuerda esa circunstancia para remarcar que la polémica creada es artificial, porque aquel acuerdo no derivó en su día en cuestionamiento alguno, y sí lo hace en cambio la definición del Diccionari.
Un debate con un vencedor y un vencido
La polémica por la definición de «valencià» ha agrietado las relaciones entre el Ejecutivo valenciano y el ente normativo. Cualquier decisión que se tome, o incluso la ausencia de ella, generará una situación con un ganador y un perdedor. El Gobierno valenciano ha solicitado por escrito una modificación de la definición, atendiendo al dictamen del Consell Jurídic que estima que la AVL no se ajusta al Estatuto con la fórmula que utiliza para definir «valencià». Si la entidad que preside Ferrer acepta introducir una modificación, su credibilidad quedará tocada. Si es el Consell el que termina cediendo, el varapalo político sería de primera magnitud. Y en ambos casos, la sensación de derrota, en términos políticos, contaría en el haber de los populares de la Comunitat.
Se cuestiona el «valencià», pero no el «català»
María José Català explica el viernes tras el pleno del Consell que el Gobierno valenciano cuestiona la definición de «valencià» que figura en el Diccionari, pero en cambio no objeta la de «català». Paradójicamente, esta última -«Llengua romànica parlada a Catalunya, així com a les Illes Balears, el departament francés dels Pirineus Orientals, el Principat d'Andorra, la franja oriental d'Aragó, la ciutat sarda de l'Alguer i la Comunitat Valenciana, on rep el nom de valencià»- establece exactamente igual que la de «valencià» la equiparación de valenciano y catalán -utiliza la misma fórmula, pero cambia el orden de las palabras-. Y sin embargo, el Consell no propone su modificación. La consellera enreda un poco más al distinguir entre su opinión de este asunto como miembro del Ejecutivo valenciano y como ciudadana de a pie. «Si me invitas a un café te digo lo que pienso como persona», le espeta a un periodista que le pregunta a ese respecto.
La rentabilidad electoral de la polémica lingüística
¿Interesa el debate sobre el valenciano y el catalán? Ni los medios de comunicación ni los partidos políticos terminan de ponerse de acuerdo. Parece razonable pensar que en un escenario económico que ofrece síntomas de recuperación aún muy débiles, las preocupaciones de la mayoría de los ciudadanos atiendan más a cuestiones económicas y laborales que a las relativas a las señas de identidad. Pero esa circunstancia no es una verdad absoluta, y la experiencia indica que la apuesta de los populares por referenciarse en la defensa de la lengua y la cultura valencianas ha ofrecido hasta la fecha resultados indiscutibles. ¿Puede ocurrir lo mismo? Los cargos del PPCV consultados por este diario sostienen que la contundencia mostrada por los populares en este ámbito puede contribuir a movilizar a algunas capas urbanas de votantes del PP, que terminen percibiendo el peligro de una eventual victoria del tripartito en 2015. ¿Y movilizar a la contra al electorado progresista? El análisis que se hace es que esos votantes ya están activados. Otras fuentes consideran, en cambio, que con este debate el PP se aleja de la imagen de centralidad y modernidad que trata de ofrecer.
La Acadèmia se decanta por la actitud batalladora
Algunas de las decisiones adoptadas desde el ente normativo han denotado una voluntad de optar por la política de hechos consumados, que tampoco ha favorecido el entendimiento. Apenas unas horas después de que la consellera Català solicitara al CJC un dictamen sobre el Diccionari de la Acadèmia, el ente normativo optó por difundir su obra en la página web de la institución. Con ello, el acuerdo en términos de entendimiento pasaba a ser imposible. Una vez conocido el dictamen, y en lugar de esperar a hacer una lectura sosegada de su contenido -como la propia institución se mostró dispuesta a hacer- emitía un comunicado para insistir en que su definición se ajustaba al ordenamiento jurídico y para reseñar ese dictamen de 2005 en el que ya se reconocía la unidad lingüística. En paralelo, las universidades valencianas emitían un comunicado para defender a la AVL y advertir a la Generalitat del riesgo de volver a épocas de «oscuridad e ignorancia».
Un ajuste de cuentas en clave interna
María José Català es uno de los referentes de futuro del PP valenciano. Así se la ha considerado hasta la fecha. Esa circunstancia la convierte en bocado apetitoso para algunos 'compañeros' de partido. Del devenir de los últimos días se ha constata la evidente voluntad -incluso desde el Palau de la Generalitat- de situarla en el centro de esta polémica.
ya estabe de tant catalanero som y parlem VALENCIA , , ACADEMIA DELA LLENGUA VALENCIANA sempre,
ResponderEliminarEstaría bueno que la misma AVL provocara (o agravara) el cisma en el PP, y se acabara rompiendo el PP valenciano; aunque nunca me he fiado de los presuntos valencianistas en el PP, los ex-UV, como si no lo supieran ya... ¬¬
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