"Lo que es evidente es que los buscadores, los buscador de internet, utilizan nuestras redes sin pagarnos nada, lo cual es una suerte para ellos y una desgracia para nosotros. Pero eso no puede continuar (...), eso va a cambiar, estoy convencido".
El convencimiento es de César Alierta. Lo expresó en 2010, meses antes de que Francia, pionera en estas lides, pusiese negro sobre blanco un boceto de la 'tasa Google'. Ahora vemos, a toro pasado, que el presidente de Telefónica manejaba buena información, y que los acontecimientos estaban a punto de darle, si no la razón, al menos cierto peso específico.
Les confieso que entre la prensa tecnológica se equipara este vídeo a las películas de Manolo Escobar en términos de innovación estratégica. Y, como Alierta no es un cualquiera, durante estos cuatro años siempre ha habido un colega extranjero dispuesto a rescatar el tema para amargarnos la cena a los españoles. Con el tiempo franceses, alemanes e italianos han ido agachando la cabeza. Ayer nos tocó a nosotros.
Ya saben que el Gobierno planea imponer una tasa a los buscadores por indexar "fragmentos no significativos" de noticias. La sandez de Alierta, oficializada, aunque no en la dirección que él esperaba. Y digo sandez porque penalizar la indexación en internet es como hacerlo con las ruedas redondas; va contra natura, porque internet va de eso, de indexar contenidos, de registrarlos ordenadamente, filtrarlos y mostrarlos by request. De tener acceso al mayor volumen de información posible, ministro Wert.
Pero quizá al ministro se la sudan estas cuestiones estéticas y está, como Alierta, golpeando la piñata porque que parece más llena. Y la piñata, por mucho que se enrevese el discurso en torno a ella, es siempre Google.
Quizá al ministro se la sudan estas cuestiones estéticas y está, como Alierta, golpeando la piñata a ver qué le cae. Y la piñata, por mucho que se enrevese el discurso, es siempre GoogleDecíamos que compartir información es la esencia de todo sistema en red y, en internet, Google es la que mejor lo hace. A los de Cupertino se les puede acusar de monopolio, de abuso de posición dominante o de violar las leyes de protección de datos solo después de reconocerle algún mérito, que los tiene. Por ejemplo, el de haber comprendido mejor que ninguna otra empresa la cuestión primordial de internet, creando un servicio tan básico, tan pegado a la médula, que se da por descontado: el buscador. Me refiero a la página más visitada en la última década y también la única que se metonimia con "internet".
Aunque el texto legal busca hacer pagar a Google, como a aquella Alemania de entreguerras, peca de indefinición e incurre en agravio comparativo. ¿De modo que todos los que gestionen contenido de terceros deben pagar una licencia? ¿Todos? ¿Han olvidado en el ministerio de Cultura en qué consiste una red social? Se lo recuerdo una vez más: en indexar, clasificar y mostrar los contenidos de sus usuarios. Entonces, ¿podemos esperar que Twitter nos pague por mensaje o Facebook por subir una foto? Naturalmente que no, mas cuídese de confundir justicia con lobismo, aunque repare en que Google podría sobrevivir perfectamente sin la prensa, pero las redes sociales no sin nuestra aportación.
Cuestión tributaria
Ahora bien, si lo que escuece es que Google, Facebook, Apple y el resto de tecnológicas tributen en Europa como si tuvieran una merceria de barrio, arreglen ese problema sin crear uno nuevo. Lo tiene bien definido el señor Montoro y sus homólogos comunitarios: han de poner cerco a los paraísos fiscales. Entiendo que es muy complicado, principalmente porque los beneficiados son señores con mando en plaza, pero no es de recibo un revanchismo legal en el que todo vale con tal de que ese pague. Parece que ha olvidado, este mismo Gobierno, cómo se rasgaba las vestiduras cuando losbananeros Kirchner y Chávez ponían el ojo en una de nuestras empresas. La solución no puede pasar por legislar ad hoc.  
Un editor que considere que Google está haciendo negocio a su costa no tiene más que solicitar que se retiren sus contenidos. Ninguno lo hace, porque los medios de comunicación obtienen entre un 25% y un 40% de su tráfico gracias al buscadorNo hay excusas para la reglamentación no deseada en este internet descarnadamentedarwinista. A diferencia del mundo real, la red no permite que en el tránsito productor-cliente se cuelguen una banda de intermediarios para envilencer -y encarecer- el producto final. Aquí, o aportas, o te sacan del escenario. De modo que no juguemos al despiste: ni Google, niReddit, ni Menéame son parásitos del sistema o se aprovechan de un agujero legal. Los agregadores sobreviven porque ofrecen un valor al usuario, que consiste en clasificar y organizar, según sus criterios, la ingente masa de contenidos que produce la red diariamente, y ya tributan redirigiendo su tráfico a las fuentes originales. 
Pr su parte, un editor que considere que Google está haciendo negocio a su costa no tiene más que solicitar que se retiren sus contenidos. Ninguno lo hace, porque los medios de comunicación más populares obtienen entre un 25% y un 40% de su tráfico gracias al buscador. El acuerdo entre medios y Google es un win-win en toda regla. ¡Santo dios, si hasta hemos creado una pseudoreligión, el famoso SEO, que se basa en comprender la lógica de Google!
Es evidente que necesitamos una ley de propiedad intelectual que establezca un marco jurídico a medio plazo, como también lo es que el borrador que irá al Congreso está redactado por la industria del entretenimiento a expensas del ciudadano. Paños calientes, señor Wert, que pronto habrá que cambiar. Google tiene que pagar, sí, pero sus impuestos, no la reconversión de los mastodontes de papel en gacelas digitales.