Dos semanas después de que Alberto Fabra anunciase el cierre de Canal Nou, la televisión autonómica valenciana sigue fuera de control. El PP no logró ayer la mayoría necesaria en el Parlamento regional para sacar adelante el nombramiento del nuevo director general de la cadena y su equipo de consejeros, mientras los servicios informativos, amordazados durante casi dos décadas de férrea censura, se ceban ahora con el presidente de la Generalitat y su equipo de gobierno, a quienes dedican duras críticas que habrían resultado impensables hasta hace bien poco.
Los informativos de la radio y televisión autonómicas abrieron ayer todos sus telediarios y boletines con la noticia de la derrota del PP en las Cortes valencianas, donde los populares no lograron la mayoría cualificada de 60 votos -tres quintos de la Cámara- que necesitaban para aprobar el nombramiento de Ernesto Moreno como máximo responsable de la cadena. Mañana se celebrará una segunda votación, en la que al PP ya sólo le bastará alcanzar la mayoría simple para conseguir su objetivo: otorgar a Moreno todos los poderes para liquidar Canal Nou.
Un espectador poco informado que ayer se hubiese sentado frente al televisor para ver la edición de mediodía del telediario autonómico, seguramente se habría frotado los ojos para cerciorarse de que realmente era Canal Nou la cadena que había sintonizado. Los dos presentadores lucían en la solapa sendas pegatinas con el lema RTVV no es tanca (Radio Televisión valenciana no se cierra), y tras ellos una gran pantalla de plasma con idéntico mensaje. La primera noticia fue el revés sufrido por el PP en las Cortes, profusamente ilustrada con declaraciones de dirigentes de la oposición y anuncios de actos en defensa de la televisión pública.
El president Fabra responde en Les Corts a las preguntas sobre el cierre de RTVV. (EFE)El president Fabra responde en Les Corts a las preguntas sobre el cierre de RTVV. (EFE)Durante los gobiernos de Eduardo Zaplana, primero, y luego de Francisco Camps, los informativos autonómicos silenciaron sistemáticamente los numerosos casos de corrupción que han salpicado al PP, y dedicaron horas de emisión a ensalzar hasta la náusea, y sin el menor asomo de crítica, la labor de ambos presidentes. Algunos casos fueron especialmente sonrojantes, como el tratamiento informativo del accidente del metro de Valencia, que en 2006 se cobró la vida de 43 personas. Canal Nou ni siquiera abrió ese día sus boletines con la noticia de la tragedia, y tampoco modificó su programación para hacer un seguimiento exhaustivo de la catástrofe.
"No tienen nada que perder"
Los trabajadores que han esquivado el ERE -tumbado por el Tribunal Superior de Justicia el pasado día 5- y mantienen aún viva la programación, muchos de ellos colocados a dedo durante los años de nepotismo y despilfarro de Zaplana y Camps, "ahora saben que ya no tienen nada que perder, porque todos se van a quedar en la calle", apunta un diputado autonómico socialista. "El PP ha perdido su capacidad para seguir manipulando los informativos porque no está en condiciones de ofrecer los cargos y prebendas de antaño a quienes aceptaban someterse a sus dictados", añade. Por eso Fabra y su equipo tienen mucha prisa por echar el cierre definitivo a Canal Nou.
Ayer mismo, según fuentes del comité de empresa de la cadena, la dirección de Canal Nou comenzó a entregar las primeras notificaciones de despido a los miembros de la plantilla, formada por casi 1.700 trabajadores, frente a los apenas 650 con que se encontró el PP cuando desbancó al PSOE del poder, en 1995. Los planes de la Generalitat pasan por acelerar al máximo los trámites para liquidar la televisión autonómica. Dentro de dos semanas está previsto que las Cortes valencianas aprueben, únicamente con los votos favorables del PP, la ley que derogue el servicio público de RTVV. A partir de ese momento, Canal Nou será historia. Y las críticas a Fabra desde su televisión se acallarán para siempre.